¿Está listo México para la donación de órganos “por default”?

¿Qué sabe usted de la donación de órganos? ¿Qué opina al respecto? ¿Está dispuesto a ceder sus ojos, corazón o hígado después de morir? ¿La salud y la religión, aun en el siglo XXI, son temas que empatan?

En México existen 2.8  donantes por cada millón de habitantes. La cifra, en América Latina, es de 6.5 por millón, mientras que en Europa, la media es de 35 mil.

Lo anterior podría deberse a la norma de salud que sostiene que si una persona muerta no acepta –en algún momento de su vida–, ser donador de órganos, sus órganos no se donan.

Sin embargo, el director del IMSS, Mikel Arriola, propone cambiar el paradigma con una ley a favor de los trasplantes. Según el proyecto de Arriola, si no existe la negativa expresa, entonces es legal donar sus órganos.

Sin duda, la reforma generará gran controversia. No sólo estamos frente a un tema es tabú, además existen religiones que prohíben ceder o recibir un órgano.

Aun así, lo cierto es que la propuesta de ley busca que la sociedad se informe sobre el tema, que la cifra de trasplantes crezca y que se salven vidas.

Además, es sabido que resulta preferible realizar un trasplante en vez de dar continuidad a un tratamiento. En el primer caso, las evidencias muestran que mejora la calidad de vida del paciente.

“Terapias como la diálisis y hemodiálisis aumentan la vida apenas 5 años, sin embargo, una donación, además de elevar el rango y calidad de vida, es una sola intervención con efectos permanentes”, señaló Arriola.

Por donde lo mire, es importante que la gente se informe sobre las bondades de la donación de órganos antes de tomar una postura; es fundamental que se incremente el número de donantes para que las listas de quienes esperan recibir un riñón –o cualquier otro órgano– se acorten. Aun así, el panorama pinta complicado.

Y es que, aunque para algunos resulte sensato, lógico y hasta necesario donar órganos, muchos otros carecen de información, de la cultura de donar órganos, de educación, de elementos para hacer a un lado su creencia religiosa y de incentivos para sumarse a la iniciativa. Por eso, aunque la apuesta de Mikel Arriola se antoja atractiva, aquí preguntamos, ¿está listo el país para una ley de esta naturaleza?