Por corrupción escapan secuestradores del Reclusorio Oriente

Era lunes, era 30 de mayo y eran –aproximadamente–, las seis de la tarde. Los reos –acusados de plagio–, Agustín Miranda Orozco y Roberto Sánchez Ramírez, salieron del Reclusorio Oriente sin haber cumplido su condena. En pocas palabras, se fugaron.

Ambos presos estaban recluidos en el módulo de alta seguridad “Diamante”. Sin embargo, el escape ocurrió cuando se encontraban en la zona de juzgados para diligencias.

De acuerdo con los vídeos, Miranda Orozco y Sánchez Ramírez se cambiaron de ropa y deambularon por las instalaciones, que aparentemente conocían bien. En seguida salieron caminando del edificio y luego treparon por una reja para salir a la calle sin que nadie se los impidiera.

Entre los dos reos sumaban una sentencia de casi 179 años.

Destaca que Roberto Sánchez era conocido como “El Fugas”, porque antes de esta ocasión ya había evadido la justicia tres veces: en 1991 escapó del Reclusorio Norte, en 1998 se fugó del Oriente y en 1999 del Sur.

Hasta el momento se desconoce el paradero de estos criminales. Sin embargo, el personal del juzgado se encuentra bajo investigación, lo mismo que los custodios de ambos reos, Juan Casados Gutiérrez y Jesús Peña Cid.

El subsecretario del Sistema Penitenciario de la CDMX, Hazel Ruiz, comentó después de la fuga que para resguardar a todos los presos de la capital se necesitan 35 mil custodios de vigilancia.

Y podrá decir misa. Sin embargo, aquí creemos que de nada servirían miles de vigilantes si en el sistema penitenciario permea la corrupción.

De nada sirve que se invierta en instalaciones antifugas –ni que se tenga una planta de empleados enorme–, si las cárceles siguen operando como hasta ahora.

Este acontecimiento no es más que la muestra de que la justicia y el sistema penal siguen sin funcionar y siguen sin cumplir con una de sus principales consignas: la reinserción social.