Violencia política contra mujeres: 10 casos para debatir

Hoy que se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, puede ser buen día para abordar y debatir una rama particular del tema: la que en últimos meses han dado por llamar Violencia Política contra las Mujeres.

¿Existe tal cosa? En este espacio pensamos que sí. No hay duda de que el machismo –una forma de este tipo de violencia o, quizá, la base– persiste en no pocos estados y en todo tipo de espacios: no sólo en el político, sino en el laboral, escolar, etc. Sin embargo, también pensamos que la “violencia política contra las mujeres” también se ha convertido en un pretexto para ganar posiciones y para forzar prebendas.

Por lo anterior, en este espacio daremos algunos casos para debatir si se trata o no de violencia política contra las mujeres.

  1. Las juanitas. En 2009, ocho mujeres –siete del Partido Verde– que consiguieron una curul en San Lázaro solicitaron licencia para dejar su puesto a sus suplentes; suplentes que, por mera casualidad, eran hombres. La trampa se habría realizado para simular el cumplimiento de las cuotas de género. ¿Se trata de violencia política contra las mujeres?
  2. Poder heredado. No pocos políticos aldeanos y rupestres –incluidos los capitalinos del PRD– han intentado mantener su poder a través de sus esposas. Alcaldes que lanzan a su cónyuge; jefes delegacionales que postulan la novia, la mamá, la prima o la cuñada. Ésos son casos que se documentan tras cada elección. ¿Se trata de violencia política contra las mujeres?
  3. ¿Extensión del esposo? En días pasados, Andrés Manuel López Obrador declaró que Felipe Calderón quería volver a la presidencia vía Margarita Zavala; ella respondió que las mujeres no son extensiones del marido y acusó al tabasqueño de faltar el respeto a todas las mujeres. ¿Presenciamos violencia política contra Margarita Zavala o se trató de una crítica que nada tenía que ver con el género?
  4. ¿Ni cuotas ni cuates? Aunque grupos de izquierda exigen que no haya “cuotas ni cuates”, también exigen que se impongan cuotas de género en la asignación de candidaturas. ¿No hacerlo es un tipo de violencia política contra las mujeres?
  5. Repartición de poder. Actualmente, sólo un estado tiene como titular del ejecutivo a una mujer: Sonora, con Claudia Pavlovich. En las elecciones de 2015, ninguno de los partidos presentó candidatos a gobernador cumpliendo la cuota género. ¿Es esto violencia de género?
  6. Congreso. En la LXIII legislatura sólo hay 212 diputadas y 28 senadoras, lo que representa el 42.4% y el 21.9% del total de las cámaras, respectivamente. ¿La conformación dispar del Congreso es violencia política contra la mujer?
  7. Todos y todas. En años recientes, lo políticamente correcto ha exigido que en el discurso público se hable de “ellas” y “ellos” por separado sin considerar la existencia de palabras neutras. El argumento es que la integración de todos –¿y todas?– en una sola palabra –que suele considerarse masculina y no neutra– hace a un lado a las mujeres. ¿No hacerlo implica violencia política contra la mujer?
  8. ¿Capacidad sobre cuota o cuota sobre capacidad? La mayoría de las dependencias públicas federales son encabezadas por hombres. ¿Deberían repartirse esos cargos, así como las candidaturas, bajo el criterio de la cuota de género o en su asignación debería prevalecer la capacidad sobre el discurso de supuesta equidad?
  9. El uso que grupos radicales y de choque hacen de mujeres y niños en sus protestas. Y es que es táctica común que los “manifestantes” más violentos se protejan con un escudo de mujeres durante enfrentamientos con policías. ¿Quién violenta a las mujeres en este caso?
  10. El uso y abuso del discurso de género por parte de políticos –hombres y mujeres– para ganar voluntades. ¿Hay en esto “violencia política”?