Hoy se depende del celular como de las manos. Escribes mensajes, recibes llamadas, buscas cosas en internet, revisas tus redes y pierdes el tiempo en juegos sin fin hasta que se te acaban las vidas.
Hace unos meses el celular de Aarón sufrió un accidente, cayó desde su bolsa al piso y le partió toditito el display. Al parecer, el daño no era tan grave, pues a pesar de que parecía una telaraña encima de su pantalla, se podía manipular el “touch”.
Así esperó durante unos meses hasta que alguien le dijo que podía componer su celular. Según la persona, lo tendría en tres días, pero resultó que se tardó más de una semana y no quedó bien.
En lugar de componerlo, lo descompusieron más. Le rompieron una membrana que conecta la pantalla con el botón de encendido y ya no prendía. Lo llevó a otro lugar y tampoco funcionó.
Al final decidió llevarlo con un señor “que compone muy bien los celulares” y que en poco tiempo lo tendría listo. Pero esto fue lo que pasó:
- Entregó el celular para hacer un cambio de display.
- El señor se comprometió a tenerlo listo en una semana y así fue.
- El celular quedó como nuevo, con sus composturas hechas y un secreto en su interior.
- Le pusieron el SIM del celular y sólo tenía datos (internet), no entraban ni salían las llamadas
- Lo llevaron a un centro de atención para revisar el problema y ahí salió la porquería
- En realidad no era su equipo, sólo la carcasa.
- Las piezas en el interior eran de un celular robado
- El IMEI había sido bloqueado porque tenía reporte de robo
- Cuando metió el SIM se bloqueó y por eso no entraban las llamadas
- Y a pesar de las pruebas el señor dijo que no era cierto, que sólo se traba de un error de configuración.
Sólo con amenza de una demanda por robo y con la advertencia de que no quedaría así, dijo que compondría el celular, esto comprueba, como dice el refrán: que lo barato, sale caro.
Nota tomada de Letra Roja
