Helen, niña de 5 años arrestada en la frontera obligada a negar sus derechos

Este jueves, la revista “New Yorker” publicó la historia de Helen, una niña migrante de 5 años que fue detenida junto a su abuela en la frontera entre México y Estados Unidos.

Una vez en custodia de las autoridades, Helen pasó 3 meses separada de su familia, completamente perdida en el sistema estadounidense y con una carta firmada en la que se rehusaba a recibir cualquier apoyo legal.

Helen nació en Honduras y trató de llegar a Estados Unidos con su abuela (Noehmi) para reunirse con su madre (Jenny) en Texas y pedir asilo –una figura completamente legal– pues su familia corre riesgos en su país natal.

Además de Helen, Noehmi recorrió los miles de kilómetros llevando también a Christian, su hijo adolescente. Al llegar a Texas, las autoridades separaron a los tres: Noehmi con los adultos, Christian a una celda de bebés y Helen a quién sabe dónde durante 3 meses.

Las autoridades revisaron el papeleo y a las pocas horas liberaron a Noehmi y a Christian y los dejaron irse a casa de Jenny en lo que la corte alistaba sus audiencias para el asilo.

Después de recibir el sí en su petición de asilo y buscarla durante semanas para solamente recibir respuestas negativas, su familia encontró a Helen en un albergue infantil en Houston. Pero cuando la encontraron se toparon con problemas legales:

En Estados Unidos existe algo que se llama el Acuerdo Flores, que permite que los niños migrantes detenidos tengan reuniones con abogados antes de presentarse ante un juez y revisar su situación legal. Cuando la detuvieron y le pidieron llenar los formularios, Helen, que se le dificulta el inglés, tachó un cuadrito que decía “quiero un abogado, un juez y hacer uso del Acuerdo Flores”.

Días después, un oficial llegó con Helen a presentarle un diferente acuerdo legal. Según los policías, le explicaron perfectamente –¡a una niña de 5 años!– de lo que trataba. Al final, en una línea punteada dice: “Retiro mi petición para uso del Acuerdo Flores y a una audiencia”. Arriba de la línea, el nombre de Helen como lo escribiría alguien de su edad.

Una vez que renunció a sus derechos, Helen pasó meses viajando de Casa Hogar en Casa Hogar, pasando por uno que otro refugio. Es más, en una de las audiencias de su madre y su abuela para encontrarla, la jueza les dijo literal: “no sabemos dónde está”.

El 7 de septiembre, le dijeron a su familia que la habían encontrado y la liberarían, pero eso nunca sucedió.

Ahí, cambió la estrategia: junto a una ONG y cientos de personas de su comunidad, la familia de Helen logró reunir más de 16 mil firmas para exigir su liberación. Ya con presión pública, finalmente liberaron a Helen.

Ahora, Helen y su familia viven juntos en Texas y tienen su situación legal arreglada.

Su caso deja en la vista de todos la mala práctica de la administración Trump frente a los niños migrantes. El gobierno estadounidense “devora” hasta niños escondiendo miles de casos como el de Helen y todavía peor, a escondidas. Como en los peores tiempos de la Segunda Guerra Mundial y los campos de concentración.