La salud del presidente no debe ser secreta

En tiempos pretéritos la salud del presidente de la república era guardada como secreto de estado y catalogada como tema prioritario de seguridad nacional.

Y no es que pretendamos menospreciar la importancia que la figura del presidente de la república para la buena marcha de los asuntos de la nación, sino al contrario, reconocemos lo que su presencia vale y la trascendencia que reviste, para la buena marcha de las instituciones.

Es en tal virtud, que el estado de salud del presidente electo, nos mueve a preocupación, pues son de todos conocidos los problemas de salud que anteriormente ha experimentado (para colmo de males, en el corazón) y que han motivado hasta una cirugía, calificada por muchos de delicada, que por fortuna para Andrés Manuel López Obrador y su familia, fue exitosa.

Durante la época de esplendor del PRI, el presidente de la república era casi un superhombre, jamás se enfermaba y era capaz (se consideraba) de cualquier hazaña viril (en un país de machos, el presidente era primus inter pares).

Pero con la alternancia, la figura del primer mandatario se humanizó y dejo de ser la mezcla de Superman y el hombre nuclear, para convertirse en un individuo más, pero del que era casi delito de lesa patria decir que estaba enfermo.

Desde que inició prácticamente el sexenio del presidente Peña, hasta hace relativamente poco tiempo, la maledicencia popular (o los deseos de alguno), aseguraban que el titular del ejecutivo nacional estaba gravemente enfermo de cáncer y que no seria capaz de vivir sino algunos meses (el propio López Obrador se pronunció al respecto).

La salud del presidente en turno, era responsabilidad de los médicos integrantes del Estado Mayor, que en el hospital militar atendían todo aquello que fuera menester.

Con el anuncio hecho por el presidente López Obrador en cuanto a que va a desaparecer el Estado Mayor Presidencial, lo lógico es que esto concluya y sean civiles, quienes tengan como objetivo preservar la salud y velar por el buen estado físico del primer mandatario.

Pero la realidad es que la cerrazón persiste y a ciencia cierta no sabemos nada; y como consecuencia, las hablillas respecto del estado del ejecutivo federal continúan y no sabemos nada concreto.

Circuló el rumor de que recientemente el presidente López Obrador concurrió a servicios médicos, la versión oficial dice que para una revisión rutinaria, pero el cotilleo mediático asegura que fue para que le quemaran los nervios del cuello, que le andaban causando trastornos; el incluso hay quien asegura que pudieran privarlo de la capacidad de caminar.

Sería deseable que hubiese mayor transparencia en lo que a tan importante rubro concierne, pero sería mucho más trascendente que el jefe de las instituciones nacionales, fuera sincero al respecto y despejara toda duda que pudiera surgir al respecto.

De manera tal, que si el presidente López Obrador goza de cabal salud, enhorabuena; pero si no es así, que haga favor de sencillamente decirlo, para que se puedan tomar providencias ante la eventual falta (parcial o permanente), sustentada en motivos de salud.

La muerte del presidente de la república en el ejercicio de sus funciones, es algo que humanamente puede ocurrir, pero que sumiría a nuestro país en una espiral de caos e inestabilidad.

Hacemos votos para que el primer mandatario sea consciente de la grave responsabilidad que pesa sobre sus hombros; y que haga lo que sea preciso para mantener el ambiente de serena armonía, que en la actualidad prevalece. La estabilidad de México va de por medio y sin duda, nuestro país lo agradecerá.

Lo que menos importa en un tema de capital trascendencia como éste, es que los señalamientos hechos al respecto, provengan de nosotros, los integrantes de la prensa conservadora o Fifí.

Señor presidente, si su estado de salud no le permite tomar posesión del cargo para el que fue electo y ejercerlo como es debido, pida usted licencia. El país reconocerá eternamente su desinterés y patriotismo y habrá comenzado con el pie derecho, la cuarta transformación

Dios, Patria y Libertad