¿A quién le creen los padres de los 43 normalistas?

Está claro que los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Iguala –Guerrero– no confían en las autoridades mexicanas, no confían en sus investigaciones y no confían que lograrán esclarecer qué pasó con sus familiares. En repetidas ocasiones, los que dicen ser padres de los jóvenes desaparecidos han expresado su desconfianza hacia las instituciones, los políticos, la sociedad e incluso los líderes religiosos.

Es así que, según publicó el periódico La Razón, los padres de los normalistas acusaron al Papa Francisco de haber evitado reunirse con ellos en su visita a México. De acuerdo con el Diario, los padres rechazaron las acusaciones de su Santidad, quien dijo que el grupo estaba contrapuesto y enfrentaba luchas internas. Para los familiares de los 43, el sumo pontífice es un mentiroso.

Lo curioso es que, como publicó el mismo periódico, los familiares de los 43 desaparecidos tenían un espacio reservado en la misa que ofreció Francisco en Ciudad Juárez. Sin embargo, los padres de los estudiantes rechazaron asistir al evento pues su intención era lograr una reunión privada.

Y sí. El Papa tenía razón. El mismo abogado de los padres de los normalistas—Vidulfo Rosales—aceptó diferencias entre los familiares pues no había un consenso sobre la necesidad de reunirse con Francisco. Por eso preguntamos, ¿a quién le creen los padres de los 43?

No le creen al presidente Enrique Peña Nieto, quien se reunió con ellos, ordenó la creación de una fiscalía especializada y expresó su apoyo a los familiares.

No le creen a la Arquidiócesis Mexicana que –tras la visita del Papa– también respaldó las palabras del Papa Francisco quien advirtió que “las divisiones (entre los padres de los normalistas) son evidentes”.

No le creen al Vaticano luego que el vocero –Federico Lombardi– descartó que el Papa se reuniría con ellos.

No le creen al pacificador Andrés Manuel López Obrador pues rechazaron su oferta de apoyar al candidato de Morena –a la gubernatura de Guerrero–, a cambio de crear la figura de un fiscal general del caso.

No le creen al exprocurador general de la República –Jesús Murillo Karam–, porque rechazaron “la verdad histórica” de que los cuerpos de los estudiantes fueron incinerados en Cocula.

No le creen al Gobierno, al que le exigieron aceptar el informe del Grupo Interdisciplinario de Expertas y Expertos Independientes (GIEI).

No le creen al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien declaró que no habría “cerrazón ni carpetazo”.

No le creen al exalcalde de Iguala, José Luis Abarca –ni a su esposa María de los Ángeles Pineda–, que ahora están presos.

No le creen al exgobernador guerrerense, Ángel Aguirre Rivero, porque es presunto responsable de la desaparición.

No le creen al gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, quien ya no se ha vuelto a reunir con ellos.

No le creen al Ejército. Incluso trataron de entrar por la fuerza a las instalaciones del 27 Batallón de Infantería, en Iguala.

No le creen a la policía municipal de Iguala porque aseguran que ellos tuvieron que ver en la desaparición.

No le creen a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) a la cual instaron a presionar a las autoridades para que acelere la investigación.

No le creen a José Luis Hernández Rivera –director de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos–, porque aseguran que trató de sobornarlos para que abandonaran el movimiento.

No le creen a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) porque –de acuerdo con Vidulfo Rosales, vocero del movimiento–, exigían una compensación económica.

No le creen al Poder Legislativo porque lo responsabilizaron de ser cómplice de la situación que se vive en Guerrero

No le creen al expresidente Vicente Fox, quien les pidió aceptar “la realidad”.

No le creen al expresidente Felipe Calderón porque, dicen, él inició la guerra contra el narcotráfico.  

No le creen a Javier Sicilia, quien manifestó su preocupación y molestia con los familiares que solo se centraban en los normalistas y no en los otros 24 mil desaparecidos en México.

No le creen a los políticos –en general– porque se han hecho a un lado de cualquier interés e incluso en sus diferentes manifestaciones han quemado propaganda política.

No le creen a los medios de comunicación porque “informan solo lo que les conviene”.

Y hasta la fecha siguen sin creerle a la Procuraduría General de la República (PGR).

Hasta ahora, según parece, en los únicos en quienes confían los padres de los normalistas son en los integrantes del GIEI, quienes han proporcionado asistencia técnica para buscar a sus hijos desaparecidos. Lo lamentable es que en éste y otros espacios se han exhibido las verdades a medias de estos vividores del dinero público. ¡A ellos sí le creen los padres de los 43..!