Adiós a los Castro, continúa régimen

Sin duda, una era llegó a su fin esta semana con la llegada de Miguel Díaz-Canel a la presidencia de Cuba, conluyendo con casi 60 años de “castrismo” en el país caribeño.

Sin embargo, lejos de celebraciones, los cubanos son cautelosos respecto a la suspuesta transición, tal y como explica la periodista Yoani Sánchez en cu columna para el diario El País.

Con el título de “Adiós a los Castro”, cuenta cómo Raúl Castros sabe que, aunque ha planificado metódicamente la sucesión y elegido a un heredero dócil y manejable como el primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel, al sistema personalista que heredó de su hermano no le sienta nada bien la división de responsabilidades.

Mientras mantiene el control sobre el Partido Comunista, al que la Constitución consagra como fuerza dirigente del país, Castro podrá vigilar a este tecnócrata crecido a su sombra y consciente de que cualquier intento de autonomía podría significar su caída. Pero el viejo guerrillero sabe también que el final de su vida está cerca y que los benjamines se vuelven impredecibles cuando el mentor ya no respira.

El sucesor hereda un país en crisis y una sociedad desanimada, un contexto internacional desfavorable, cuyas señales más claras son el cambio de rumbo ideológico en América Latina y el rechazo casi unánime a su aliado venezolano, Nicolás Maduro. Le toca acabar con la dualidad monetaria, profundizar las reformas económicas para convencer a los inversionistas y ampliar el sector privado.

A diferencia de sus antecesores, no participó en la gesta bélica de la Sierra Maestra ni en el asalto al cuartel Moncada. Tendrá que construir su legitimidad sobre los resultados de su gestión y la realización de una reforma política real y amplia. El mito terminó y la generación histórica, que se impuso con el terror y el carisma, tiene los días contados.

La era Castro concluye y aquellos niños de antaño estamos en la madurez de nuestras vidas. Muchos quedaron en el camino sin conocer otro sistema. Por estos días volvemos a retomar las aritméticas personales: ¿qué edad tendremos cuando Cuba sea realmente libre?