¿Ahora vamos a “coger gachupines”?

Como si no hubiera suficientes problemas en el país –con una economía amenazada con la posibilidad de la degradación de la calidad de su crédito, entre otras cosas–, el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió que había que pedir a España que se disculpara por la “invasión” y “arbitrariedades” que Hernán Cortés y sus hombres cometieron hace 500 años.

La petición se hizo llegar al rey Felipe VI mediante una carta que se canalizó vía el Ministerio de Exteriores de España, según reveló ayer el diario El País.

Paralelamente, López Obrador subió un video a sus redes sociales quejándose de esos agravios contra la población indígena de lo que hoy es territorio mexicano. El mensaje fue grabado en la zona arqueológica de Comalcalco, Tabasco, donde el Ejecutivo recordó la batalla entre los hombres de Cortés y los mayas chontales que habitaban esa zona de la costa del Golfo.

El video llegó tarde, pues el 500 aniversario de dicha batalla –que también marcó el encuentro de Cortés con la Malinche– tuvo lugar el 14 de marzo de 1519. Y la zona arqueológica de Comalcalco está a unos 100 kilómetros de Centla, lugar donde ocurrió el enfrentamiento. Fuera de esas precisiones, conviene preguntarse de qué sirve abrir un debate sobre hechos que ocurrieron hace medio milenio.

¿Para qué meter una cuña entre México y España, si hoy hay una relación entrañable, sobre todo cuando el presidente del gobierno español fue el primer mandatario extranjero en visitar México luego de la toma de posesión de López Obrador?

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La revelación de la carta por parte del Presidente mexicano ya tuvo una áspera respuesta de Madrid.

“El Gobierno de España lamenta profundamente que se haya hecho pública la carta que el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos dirigió a S.M. el Rey el pasado 1 de marzo, cuyo contenido rechazamos con toda firmeza”, dice el comunicado.

“La llegada, hace quinientos años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas. Nuestros pueblos hermanos han sabido siempre leer nuestro pasado compartido sin ira y con una perspectiva constructiva, como pueblos libres con una herencia común y una proyección extraordinaria.

“Sobre el enorme caudal de afecto entre nuestros pueblos y su voluntad de progreso, el Gobierno de España reitera su disposición para trabajar conjuntamente con el Gobierno de México y continuar construyendo el marco apropiado para intensificar las relaciones de amistad y cooperación existentes entre nuestros dos países, que nos permita afrontar con una visión compartida los retos futuros”.

¿A qué venía dicha carta? ¿No es suficiente el aislamiento que México tiene a nivel internacional por su incomprensible posición respecto de la dictadura venezolana?

El tema era la comidilla ayer en Madrid, pues varias estaciones de radio de la capital española lo comentaron, manifestando su extrañeza. Como simple apunte de cultura general, no debe dejar de decirse que México no existía en 1519.

Lo que es actualmente el territorio nacional estaba dividido en varios señoríos indígenas, muchos de los cuales estaban sujetos a tributo por parte de los aztecas, quienes los habían vencido en sus guerras de expansión.

¿Acaso los chilangos tendríamos que pedir perdón por las vejaciones de los mexicas contra los ancestros de poblanos, tlaxcaltecas, veracruzanos y oaxaqueños?

La historia es historia. Sirve para estudiarla y aprender de ella, no para emprender revanchas.