AMLO juega con fuego en el sector petrolero

¿Qué es lo que realmente quiere López Obrador de la industria petrolera? Es una pregunta pertinente ante señales aparentemente opuestas que han surgido en los últimos días.

El sábado, el presidente electo encabezó en Villahermosa una reunión con participantes de la industria, en buena medida, proveedores de Pemex.

Estuvieron con él Rocío Nahle, próxima secretaria de Energía; Octavio Romero, futuro director de Pemex, y Adán Augusto López, gobernador electo de Tabasco.

Apenas días atrás, AMLO había dicho que, desde el comienzo de su mandato, el 1 de diciembre, se harían licitaciones para la perforación de pozos, con objeto de aumentar la producción de crudo.

Este anuncio parecía contradecir la versión de que se suspenderían indefinidamente las licitaciones petroleras derivadas de la reforma energética.

Hay dos licitaciones que estaban previstas para septiembre y que se pospusieron a febrero, una de la Ronda 3.2 para contratos en áreas terrestres; y la inicial de la Ronda 3.3 para pozos no convencionales (shale) y siete ‘farmout’ para que Pemex se asocie con terceros en campos terrestres.

Quedaba la duda de si se restablecerían esas licitaciones.

Con lo expresado el sábado quedó claro que las licitaciones que quiere hacer AMLO a partir de diciembre son de naturaleza diferente.

El planteamiento de AMLO es que sea Pemex quien aumente la producción de crudo, de 1.8 millones de barriles diarios en la actualidad hasta 2.6 millones en 2024.

“La inversión pública va a ser para extraer petróleo en las áreas reservadas a Pemex, y para extraer el petróleo en estas áreas se requiere llevar a cabo convenios o contratos con las empresas que siempre han trabajado con Pemex para la perforación de los pozos o para intervenir pozos que ya no tienen mucho vigor”, planteó.

Esto no quiere decir que AMLO haya tomado la decisión de realizar más licitaciones en el marco de la reforma energética, a la que calificó el sábado como ‘vil engaño’, sino más bien, pretende licitar contratos para que terceras empresas den servicio a Pemex, como ocurría desde antes de la reforma.

Reiteró que se revisarán los 107 contratos ya suscritos por el gobierno con terceros y no anunció ninguna otra licitación que implique la asignación de áreas terrestres o marítimas.

Los dichos de AMLO parecen confirmar que la estrategia de su administración será fortalecer a Pemex.

Hasta ahora no hay ninguna iniciativa explícita para debilitar la autoridad de los organismos reguladores, como la CRE o la Comisión Nacional de Hidrocarburos, en el Programa de Nación existe un párrafo que señala expresamente el propósito de “eliminar las asimetrías regulatorias a las que está sujeta Pemex a lo largo de toda la cadena de valor”, que podría interpretarse como debilitar a sus reguladores.

Como parte de la misma visión se ha validado la asignación de 55 mil millones de pesos para canalizarlos en el 2019 a la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco.

Ya le he comentado varias veces que en las finanzas públicas, el eslabón más débil es Pemex, y particularmente, la calificación de Moody’s.

Si esta calificadora, ante estos proyectos, baja la nota de la deuda de la petrolera, ésta perdería el grado de inversión y corre el riesgo de contagiar a la deuda soberana del país, pues es claro que el gobierno respalda a Pemex.

Espero que los nuevos funcionarios hacendarios que entran en funciones el 1 de diciembre, tengan calculadas las consecuencias de la política petrolera que AMLO está diseñando.