Durante un evento de campaña realizado este miércoles en Ticul, Mérida, Andrés Manuel López Obrador reconoció que cuando fue jefe de Gobierno sí otorgó contratos por dedazo al empresario José María Rioboó.
Acorralado por un montón de pruebas hechas públicas durante el tercer debate presidencial, al candidato de Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES), no le quedó más opción que sincerarse con sus simpatizantes y admitir que otorgó los contratos sin licitación.
Pero como —en palabras del propio AMLO— la corrupción “es el cáncer del país”, el tabasqueño intentó mantener su imagen de “honestidad valiente” al justificar que cuando dio los contratos sin licitación a la Compañía Rioboó SA de CV “se hizo un análisis de que era el mejor estructurista que se tenía para construir los segundos pisos”.
López Obrador continuó: “fue auditado muchas veces por el fideicomiso que manejó el dinero de los segundos pisos que yo construí; estaba en Banobras, y saben quién estaba de director en Banobras: Felipe Calderón”.
Sin embargo, las intentonas de limpiar su manchada imagen fueron en vano, ya que la iniciativa Verificado MX confirmó la existencia de irregularidades en los cuatro contratos que privilegiaron a Rioboó, los cuales fueron por un total de 171 millones de pesos.
De acuerdo con la plataforma encargada de cotejar información que circula en el ciberespacio, se hallaron vicios en las auditorías, como pagos en exceso o indebidos, ausencia de documentos oficiales e, inclusive, fallas estructurales en la construcción del segundo piso del periférico.
