AMLO y su aeropuerto 'patito'

Andrés Manuel López Obrador ha presentado una propuesta, alternativa a la del gobierno federal, para la construcción del nuevo aeropuerto de la ciudad de México. “Quieren atracar, quieren robar, se quieren quedar con la mitad del presupuesto cuando menos; cuando menos se quieren quedar con 80 mil millones de pesos, todo esto con cargo al erario. Ese proyecto debe cancelarse, no es viable”, dijo, refiriéndose al proyecto más ambicioso del sexenio, que pretende construir la nueva terminal aérea en Texcoco.

Así que el presidente del Consejo Nacional de Morena se reunió con el estructurista José María Rioboó, y con el experto en avalúos, topografía y geodésica Sergio Samaniego Huerta, y exploró otras opciones.

Al final, encontró una propuesta que impediría el cierre del viejo aeropuerto, y significaría “un ahorro de 100 mil millones de pesos”, casi 70% de lo estimado en el plan federal que sólo busca beneficiar “a funcionarios corruptos y a empresas contratistas vinculadas al régimen”.

Esa propuesta plantea conservar las dos pistas del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y destinarlas a vuelos nacionales, y aprovechar el aeropuerto de la base militar de Santa Lucía, para construir ahí dos pistas más, destinadas a vuelos internacionales.

Según López Obrador, esta propuesta “es de mejor calidad” y “sin daño ecológico”. De inmediato, el tabasqueño propuso buscar una audiencia pública “con el licenciado Peña Nieto”, a fin de que se le presente el proyecto, porque “independientemente de nuestras diferencias, estamos hablando del interés de la nación”.

La Base Aérea Militar No. 1 de Santa Lucía fue construida en 1978 en el municipio de Zumpango, Estado de México, y es la más grande con que cuenta la Fuerza Aérea Mexicana.

Ahí, a 48 kilómetros del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, es donde López Obrador pretende “terminar con el problema”. El prodigio costaría sólo 69 mil millones de pesos y quedaría terminado en menos de 30 meses.

López Obrador dice que es un despropósito cerrar dos aeropuertos —el actual y el de Santa Lucía, por interferencia de espacio aéreo—, para construir un tercero. Para remediar ese despropósito, a él y a sus expertos se les ocurre otro: abrir un aeropuerto en un lugar remoto y carente de vialidades, e incluso de transporte público: un lugar cuyo acceso ha estado restringido a los civiles desde casi 40 años, y a causa de lo cual no ha desarrollado más infraestructura que la que conviene a los militares del Ejército mexicano.

Tampoco les parece un despropósito, a AMLO y sus expertos, que —caso inédito en el mundo— los viajeros que deban hacer una conexión entre vuelos nacionales e internacionales, tengan que salir de un aeropuerto y recorrer 48 torturantes kilómetros de tráfico urbano para abordar el siguiente avión: un recorrido, digamos de una hora, para ir del Peñón de los Baños a la carretera federal México-Pachuca.

Es como si al llegar al aeropuerto de Madrid, usted tuviera que viajar a Toledo para tomar un vuelo a Barcelona. ¿A quién se le ocurriría? A nadie. A López Obrador sí porque “estamos hablando del interés de la nación”. ¿Qué pueden importar los problemas de movilidad, la pérdida de vuelos, todo lo que esto puede provocar?

El área donde se ubica Santa Lucía suele ser recurrentemente afectada por bancos de niebla, según el testimonio de pilotos del Ejército. La existencia constante de esos bancos impactaría la capacidad de operación.

Es curioso que López Obrador no haya considerado un obstáculo la ausencia de vialidades en Santa Lucía. Y es curioso porque uno de sus expertos, José María Rioboó, fue autor del Segundo Piso, precisamente durante el gobierno de AMLO —ese Segundo Piso cuyos secretos fueron guardados bajo reserva durante 12 años, y participó también en la construcción de la polémica Supervía Poniente.

Como estamos hablando del interés de la nación, no quiero pensar que empresas contratistas vinculadas a AMLO vayan a beneficiarse con la construcción de segundos pisos y supervías que, en caso de materializarse la propuesta, conecten al viejo aeropuerto con Santa Lucía. ¿O sí?

NOTA: Por razones de espacio y de torpeza, omití mencionar a los autores del estudio sobre el cáncer de mama al que dediqué mi entrega anterior. Una disculpa, Karla Unger, Gelasio Zarco, Fernando Mainero, Enrique Bargalló y Jesús Miguel Lázaro.

@hdemauleon

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TOMADO DE EL UNIVERSAL