Comenzó el circo romano

Incapaces de echar a andar la economía y con la peor situación de inseguridad de la historia contemporánea, el país se descompone y los nuevos gobernantes recurren al circo romano con la justicia para entretener y distraer.

En lugar de procesos con pulcritud ejemplar contra posibles actos de corrupción, violan todas las garantías y al peor estilo totalitario encarcelan antes de juzgar.

Fue el gobierno el que metió el caso Robles en el día exacto en que recaería en el Reclusorio Sur y en ese juez, sobrino de Bejarano -el que fue exhibido en los videos de Ahumada, entonces pareja de Robles.

Se burla de los argumentos de la defensa. Condena antes de oír. Exclama que “es una joya” que la fiscalía pueda inculpar a otros. Se convierte en acusador, cuando su papel es de juzgador. Encarcela por un delito tipificado como menor, y con el pretexto de que el domicilio que dio Rosario Robles no coincide con el que viene en su licencia de conducir.

Un juez así no lo tiene ni Maduro.

Se trata de mostrar el hacha de la venganza, que la vean todos y tiemblen, no de buscar la justicia.

A Carlos Ahumada le quisieron revivir un caso añejo, de un ISR que no se enteró al fisco hace quién sabe cuántos lustros o décadas.

Ya probaron que la sangre es un distractor infalible para la turba, mientras ellos destruyen el país, tarea en la que no se van a detener porque no saben hacer otra cosa.

Seguirá la destrucción de las instituciones con la complacencia del Poder Judicial y de los equilibrios naturales del poder en tiempos de normalidad democrática.

Es penoso ver cómo esos equilibrios se doblegan ante el despotismo y la ineptitud gobernante.

Que la muchedumbre, no la ley, decida sobre enjuiciar a los expresidentes, anunció el viernes el habitante de Palacio.

Circo romano mientras arde el país con tres mil homicidios al mes.

Desorientados, siguen cometiendo errores descomunales.

El subsecretario de Gobernación se reunió con la Columna Armada Pedro J. Méndez, ligada al Cártel del Golfo, en Tamaulipas.

Criminales humillan y pateaban en el piso a nuestros soldados en Michoacán, que tienen orden de no defenderse.

¿De qué lado está el gobierno mexicano?, se pregunta uno.

El líder del Cártel Jalisco Nueva Generación le mandó un mensaje público al Presidente la semana pasada, en que lo llama “una persona justa”. Pero advierte que no saldrán de “los estados conquistados”.

La respuesta del Presidente fue para asustar a cualquiera, aquí o en Washington: “pórtense bien”, le respondió a Nemesio Oseguera, El Mencho, en la mañanera del jueves, como si el CJNG fuese un grupo político y no una sanguinaria banda de criminales, como los demás cárteles.

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Nuestro Presidente lo debió conminar a entregarse y responder por los múltiples crímenes cometidos, entre otros contra nuestros soldados, de los cuales AMLO es Comandante Supremo.

¿De qué lado estamos, Presidente?

Así, no debe extrañarnos que el país se descomponga y la inseguridad galope: guante de seda para el crimen organizado y licencia para que humillen a nuestros soldados.

Se desploma la economía hasta el borde la de recesión por las malas decisiones del gobierno, y no por el entorno exterior.

Y ahí viene el huracán del exterior, del que no sabemos de qué categoría va a ser, o si se degrada a depresión tropical, pero de que viene no hay duda.

En economía nos encontramos en situación de grave debilidad, con un gobierno que no quiere corregir.

No hay dinero para terminar el año y se recurre al FEIP que le dejaron los gobiernos anteriores, que el Presidente ataca, desprecia y quiere enjuiciar. Esos recursos eran para enfrentar una crisis, y se lo van a gastar antes de que ésta llegue.

Buena parte del dinero público se va a Pemex, en lugar de que ahí invierta el sector privado, que asuma el riesgo de encontrar o no encontrar. Y en caso de hallar y extraer petróleo, 80 centavos de cada dólar obtenido por barril van para el gobierno, como establece la reforma energética.

Cae la creación de empleos en 69 por ciento en julio, 42 por ciento en el semestre, por la desconfianza en un Presidente que no estaba preparado para gobernar.

Aumenta, como nunca, el empleo precario, que en el segundo trimestre alcanzó al 19 por ciento de la población ocupada.

Crece el desempleo ilustrado –con estudios de preparatoria o universitario–, que alcanzó en el segundo trimestre del año a casi a la mitad de la población total en desempleo absoluto en el país (Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, INEGI).

El Poder Judicial se alinea de manera ostensible con el gobierno.

Nuestro Presidente arremete contra el derecho de amparo, y no sería extraño que en un par de años lo quitaran de la Constitución si conserva Morena la mayoría en Diputados y doblan al Senado.

Los organismos autónomos, creados en la democracia, están bajo la presión del Ejecutivo, para desaparecerlos, someterlos o alinearlos.

Presenciamos un eclipse total de la cordura.

Lo asombroso es que esto sucede sin que nadie haga nada.

Todos aplauden los errores del Presidente y lo vitorean por miedo o por ceguera. Como a Cómodo, el emperador.

El juicio contra Robles se lo entregaron a un juez descalificado para llevarlo: sobrino de Bejarano y de Dolores Padierna. Y la Judicatura lo respalda.

Circo romano en pleno

Siglo XXI.

Los llamados a ser contrapesos del poder, aplauden como sus pares romanos hicieron con Cómodo, el emperador, por miedo o por ceguera.