Con afectaciones a la industria, CNTE busca chantajear al gobierno

Durante esta semana, la estrategia de presión de la CNTE se ha vuelto más agresiva. No conforme con los bloqueos que mantiene en la Ciudad de México y en Oaxaca, la Coordinadora también obstruye algunas de las vías férreas más importantes del país. Con ello, el magisterio disidente afecta a una gran cantidad de industrias y potencia el enojo de los empresarios hacia el gobierno.

Con piedras, palos, pancartas, e incluso acampando sobre las vías en Yurécuaro y otros municipios de Michoacán, integrantes de la CNTE impiden el paso de trenes que conectan varias plazas comerciales en distintos estados. Entre las vías afectadas se encuentran la que va de Lázaro Cárdenas a Nuevo Laredo y la que conecta el Valle de México, Guadalajara y Manzanillo.

Así, la Coordinadora impide el paso de mercancía e insumos para una gran variedad de industrias: automotriz, petrolera, minera, acerera y alimentaria, entre muchas otras. Las pérdidas económicas impactan tanto a nivel local como nacional e internacional. Manzanillo y Lázaro Cárdenas son los dos puertos más importantes del Pacífico mexicano, y son plataformas desde las que se transportan productos destinados tanto al resto del país como a Asia y Estados Unidos.

En vista de lo anterior, la CNTE afecta día tras día a una gran cantidad de empresarios. Las empresas automotrices no reciben los materiales para el ensamble de sus productos; otro tipo de industrias se quedan sin la materia prima que les permite operar; productos de diversa naturaleza quedan varados; las corporaciones no pueden entregar a tiempo productos solicitados por compradores en México –y en el extranjero–, se incumplen contratos y pierden clientes.

Si a esta situación le sumamos, por ejemplo, las pérdidas del sector turístico en Oaxaca –donde la ocupación hotelera ha caído un 28% en plena temporada de la Guelaguetza– y los bloqueos carreteros en Guerrero –donde la Coordinadora retiene transportes de carga–; queda claro que la Coordinadora ha puesto en jaque no sólo a gobiernos locales; también al sector privado.

Por todo lo anterior, la molestia del sector empresarial es entendible. Y si bien la CNTE es la principal responsable por dichas pérdidas y contratiempos, los empresarios no pueden dejar de apuntar hacia el gobierno en busca de soluciones, mismas que hasta el momento no han llegado. Por ejemplo, Benjamín Hernández, Presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), afirmó que el gobierno federal no hace caso de las quejas que han sido presentado por los empresarios en relación con la CNTE.

Por ello, si el gobierno federal quiere evitar entrar en un conflicto serio con el sector empresarial, debe encontrar formas de controlar las movilizaciones de la CNTE –o al menos minimizar sus afectaciones–; de lo contrario, la autoridad enfrentaría presiones por dos vías distintas: el magisterio rijoso y los hombres del dinero.