¡CONFIRMA AMLO QUE BUSCA LA REELECCIÓN!

El presidente López Obrador puede decir misa y puede pontificar lo que guste y mande para rechazar sus ambiciones reeleccionistas.

Incluso puede decir que son mal intencionados quienes insisten en tildarlo de buscar una reelección enmascarada, la cual ensaya en casos como la “Ley Bonilla” y como la fallida reelección de Porfirio Muñoz Ledo en San Lázaro.

Lo cierto, sin embargo, es que repetidamente al presidente lo traiciona el subconsciente, al grado de que apenas hace horas confirmó que lo suyo, lo verdaderamente suyo, es precisamente la reelección.

Pero no, el presidente mexicano no solo buscará repetir en el cargo a través de un supuesto capricho, sino que tiene en mente dejar la posible reelección en manos de los ciudadanos.

¿Qué quiere decir lo anterior? Vamos por partes.

Si hacemos memoria recordaremos que, ante la insistencia de muchos mexicanos que ven en Obrador una inocultable tentación reeleccionista, el presidente se aventó la puntada de firmar una carta-compromiso para no buscar la reelección.

Eso ocurrió, como saben, la mañana del 19 de marzo, cuando el presidente exhibió una carta en la que se compromete a no reelegirse en la presidencial de 2024. 

¿Pero qué creen?

Que periodistas traviesos quisieron saber cuál había sido el destino de esa carta –firmada por el presidente- y para ello acudieron al Instituto de Transparencia. El resultado fue el esperado; nadie sabía dónde había parado tal carta con la firma presidencial. En pocas palabras, lo que ocurrió es que, literalmente, el documento fue tirado a la basura.

Frente al ridículo de la carta compromiso que terminó extraviada, el presidente se vio obligado a una nueva firma, ahora ante notario público. Por eso, en la mañanera del jueves 25 de julio de 2019 el presidente encabezó un grosero montaje que concluyó con la farsa de la firma en la que supuestamente se compromete, por segunda ocasión, a no reelegirse.

¿Y por qué resultó una farsa?

Porque si López Obrador y “los hombres del presidente” entienden un poco la responsabilidad constitucional de todo mandatario y las obligaciones que le impone la Carta Magna, sabrían que es inútil la firma de un compromiso, ante federatario público, de una obligación constitucional como la no reelección.

Pero el asunto va más lejos si revisamos y analizamos lo que dijo López Obrador la mañana de aquel 25 de julio de 2019, antes de firmar el compromiso de no reelección, ante Notario Público.         

Obrador repitió que no es un vulgar ambicioso pero, sin medir el tamaño de su declaración, soltó ante el asombro de todos, que le corresponderá “a la gente” decidir cuándo debe dejar el cargo. Dijo textual: “me voy cuando la gente quiera que me vaya”.

Como queda claro, la firma de la carta-compromiso resultó un grosero engaño. ¿Por qué? Porque el presidente no puede salir con el cuento de que dejará el cargo cuando la gente lo pida. No, al final de su mandato de seis años, Obrador se va porque así lo dice la Constitución. Y punto.

Para abundar en el tema y exhibir el engaño, el 26 de julio aquí dijimos que todos los ciudadanos debían estar atentos para impedir un nuevo engaño.

Sin embargo, la tentación reeleccionista volvió, enmascarada detrás de la locuaz propuesta de un desconocido diputado local del Congreso de Tabasco, quien propuso reformar la Constitución para permitir la reelección de Obrador. 

Está claro que se trata de otro “microensayo” para pulsar el ánimo social. Pero también es evidente el rechazo generalizado. Y también de nueva cuenta el presidente debió responder.

Y repitió idéntico guión que el 25 julio pasado. Dijo no ser un ambicioso sin límite, pero repitió, de nuevo ante el asombro colectivo, que entregará el poder a finales 2024, “si así lo decide el pueblo”.

¿Cuál es la diferencia entre la declaración de “me voy cuando la gente quiera que me vaya”, del 25 de julio y “si así lo decide la gente, dejo el poder al final del 2024”?

En efecto, AMLO confirma que va por la reelección, confirma que engaña con la verdad; la verdad de que hará una consulta a mano alzada para preguntar a la gente si quiere que se vaya y, sobre todo, confirma que no respeta ni respetará la Constitución, porque lo suyo es una dictadura.

Al tiempo.