CUANDO LAS PALABRAS MATAN. EL TIROTEO EN EL PASO, TEXAS

Patrick Wood Crusius, un hombre blanco de 21 años, que vivía en el vecindario de Allen, un suburbio del estado sureño viajó nueve horas en coche hasta El Paso, Texas, para escenificar una masacre contra mexicanos que se encontraban en una plaza comercial.

De manera simultánea, se ubicó un texto en internet —que está por confirmarse si Crusius es el autor—-, titulado “La Verdad Incómoda” que hablaba de una “invasión hispana en Texas” y planteaba: “Si podemos deshacernos de suficientes personas, nuestra forma de vida puede ser más sostenible”.

Autoridades estadounidenses declararon que el texto podría estar basado en la teoría de “supremacía blanca” conocida como “el gran reemplazo”, formulada por el autor francés Renaud Camus, en alusión a un supuesto plan de las élites europeas para sustituir a la población blanca del continente por inmigrantes del norte de África y Oriente Próximo.

De manera similar  Crusius llevaba la intención de disparar a tantos mexicanos como fuera posible, motivado también por el discurso de odio del presidente estadounidense Donald Trump.

Según diferentes autores (Klein M., Freud A., Winnicott W.), los afectos a partir de los cuales se conforma la vida psíquica del ser humano son el amor y el odio. Una de las primeras manifestaciones de amor y de odio que tiene el ser humano es el momento en que el recién nacido se prende al pecho materno con la intención de satisfacer el hambre.

Sin embargo por la voracidad, el bebé puede llegar a apretar de tal manera el pecho de la madre que le provoca daño.

Con el desarrollo normal, el ser humano logra sublimar el odio —formas aceptables de su manifestación —-, como lo hacen por ejemplo los niños mediante el juego.

Sin embargo, un medio ambiente hostil que provoque en el ser humano sentimientos de frustración, miedo y, en un caso extremo, desesperanza —como pueden ser el sentimiento de ser despojado de afecto o de oportunidades de desarrollo—, provoca que el sujeto nuevamente vuelva a sentir odio y busque formas de agresión, y a depositarios de esta agresión.

Ejemplo de esto es un medio ambiente alimentado por el discurso de odio hacia el inmigrante en general, y en particular hacia los mexicanos, a quienes el presidente Trump, desde su discurso de lanzamiento, calificó al mexicano como delincuente y violador que lleva drogas a su país.

El discurso de odio ha sido su bandera de campaña, mecanismo que diversos líderes utilizan para hacerse de seguidores sin importar la carga de odio que se lleva en las palabras.

Ya lo decía Borges:

“El nombre es arquetipo de la cosa

en las letras de ‘rosa’ está la rosa

y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo'”.

Todo el odio puede estar en el discurso, así como agresión y muerte en cada palabra.