“De por vida…”

“La habilidad es importante en nuestra búsqueda del éxito, pero la fiabilidad es fundamental. Zig Ziglar”

 

Cada vez que cocino y lavo trastes, recuerdo la forma en que mis ollas llegaron a mi vida y sonrío. Mis trastes son de las pocas cosas que tienen garantía “de por vida” y lo tengo comprobado. Les cuento la historia. Hace muchos, muchísimos años, recibí de regalo unas pesadas ollas y sartenes de fierro fundido de una conocida marca francesa.
No conocía la marca, pero mi amiga me aseguró que todo sabía mejor, se cocinaba más parejo y muchas otras bondades. Su madre siempre las había tenido y según mi amiga eran algo fabuloso. No soy una gran cocinera. Confieso que las encontré preciosas, pero un tanto pesadas. Agradecí el regalo de corazón. Pasaron los años. En mi vida hubo cambios de todo: estado civil, ocupación, amistades, amores etc. Las ollas estuvieron siempre ahí. Como algo permanente entre tantos cambios.
Hace como dos o tres años, estaba tonteando en un centro comercial y entré a la tienda que venden esas ollas y sartenes. Miré una y otra. Mientras curioseaba, la dependienta le preguntó si necesitaba algo, empezamos a hablar. Le pregunté qué podía hacer, ya que el recubrimiento de algunas cacerolas se había perdido. Asombrada la vendedora dijo: “No. Eso no debe pasar. Mándeme unas fotos por favor. Si no están bien, debemos cambiarlas”.
Le expliqué que tenían más de veinte años, que no tenía ni nota ni nada similar que comprobara la compra. Ella respondió que eso no era importante, que ya sus productos tenían garantía de por vida. Sin esperar gran cosa, envié las fotos. Después de algunos correos, llevé mis cacerolas y sartenes a inspección, se corroboró el daño y recibí otras nuevecitas GRATIS. Hasta me dieron a escoger el color.  No lo podía creer. Esa marca tiene tanta confianza en la calidad su producto, que se puede dar estos lujos de no poner una fecha de vigencia a su garantía. Verdaderamente algo atípico.
El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define a la garantía cómo el efecto de afianzar lo estipulado. Se trata de algo (simbólico o concreto) que protege y asegura una determinada cosa. En las relaciones interpersonales, existen una serie de garantías tácitas que se asumen entre las distintas partes. Por ejemplo, en una amistad pensamos que tenemos la garantía de la lealtad, un amigo no traiciona. El amor no debe de tener condiciones.
Es incondicional. La palabra dada debe ser cumplida. Desafortunadamente, este mundo “desechable y light” es difícil que las cosas sean duraderas.  Dejas de admirar a personas que pensaste que admirarías “de por vida”. Pensamos que amaremos a alguien por el resto de nuestra vida y no es así, por eso existen los divorcios o que el corazón nos dolerá “de por vida” y, afortunadamente, sana con el tiempo. Creemos que nuestros amigos nos acompañarán en las buenas y en las malas, pero no todos lo hacen, hay quienes escogen dejarte en los peores momentos.
Desde pequeños, aprendemos que en la vida no hay garantías y así la vivimos. Tomamos riesgos. A veces acertamos otras fallamos. ¡Qué bien! de eso se trata vivir. Sin embargo, me gusta ver a mis fieles ollas y saber qué estarán ahí, con un apoyo silencioso pero permanente. De cierta forma, todos tenemos que aprender un poco de esa marca que inspira a la confianza. Inspiran a imitar su confiabilidad. ¡Qué mejor regalo para alguien, que el saber que cuando te necesiten, estarás ahí!
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