Cuando uno es pequeño le enseñan que señalar con el dedo es de mala educación, sin embargo, con el paso de los años se vuelve una conducta común.
Ante la opinión pública, la mayoría de los políticos –si no es que todos– son señalados por “rateros”, “corruptos” y “mentirosos”, aunque nada se les compruebe.
Quizá el caso más recurrente –en fechas recientes– es el del gobernador de Veracruz, Javier Duarte, a quien lo acusan de todo pero, hasta ahora, no le han comprobado nada.
Este lunes, por ejemplo, se dio a conocer que el gobernador veracruzano prepararía su retiro en una costosa mansión en Houston, Texas.
Según se dijo, Duarte aparecía en la exclusiva lista de los nuevos miembros del Woodlands Country Club, donde presuntamente tendría una propiedad con valor de 400 mil dólares.
Al estar en el ojo del huracán, Javier Duarte salió a defenderse. El veracruzano dijo que “es increíble que me golpeen por la compra de una acción en un club deportivo”.
Lo curioso, no obstante, es que a Duarte no sólo le pegan los ciudadanos; también lo hacen los políticos –de su partido y de otros– igual que otros medios. Casi todos, eso sí, sin pruebas. Por eso preguntamos, ¿quién miente? ¿quién tiene razón? ¿Javier Duarte? ¿sus detractores?
En este sentido, la idiosincrasia del mexicano consiste en señalar por señalar, muchas veces sin conocer –y sin comprender–, el contexto de los hechos y de las personas involucradas. Como ejemplo sobran las “ladys” y los “lords” que son linchados en redes sociales un día sí y el otro también.
Por eso, ahora que se promulgaron las leyes del Sistema Nacional Anticorrupción, basta esperar a saber si las acusaciones en contra de Javier Duarte tienen algún sustento o se trata de meros señalamientos con fines políticos y electorales.
Pero más importante, ¿cómo evitar que, ante la opinión pública, todos los políticos sean culpables antes de que las instituciones investiguen y juzguen?, ¿es porible cambiar eso? ¿cómo explicar a los mexicanos que con el nuevo Sistema de Justicia Penal ya nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario?
Hasta ahora, nombres como los de Humberto Moreira, Elba Esther Gordillo, Carlos Romero Deschamps pertenecen a una larga lista de “apestados” que, en su mayoría, han sido juzgados por la prensa y la sociedad… pero que son inocentes ante los tribunales.
