“EL BRONCO”: ¡SE LOS DIJE!

   Con el título de “¿Perdón a los Tramposos?”, el 5 de abril adelantamos la posibilidad de que el Tribunal Federal Electoral perdonara a los tramposos “candidatos independientes” y los metiera a la boleta presidencial.

    El perdón estaba “cantado” no porque los independientes sean blancas palomas o políticos honestos víctimas de una fea persecución, sino que era previsible porque entre los magistrados sigue viva una tara burocrática –que confronta al INE y al Tribunal–, en donde los segundos no están dispuestos a avalar –sin chistar–, lo dictaminado por los primeros.

Lo cierto es que Jaime Rodríguez Calderón y Armando Ríos Piter están lejos de la honestidad valiente. En realidad son parte de la peor escoria de la clase política –que salta de partido en partido–, que terminó por escudarse en esa baratija llamada “independientes”, en medio del lodazal.

    Hoy, una “pandilla” –así motejados en redes–, de cuatro magistrados del Tribunal avalaron que Jaime Rodríguez Calderón aparezca en la boleta como candidato presidencial, a pesar de sus probadas trampas. Pero no es todo, iniciada la fiesta de los tramposos, Armando Ríos Piter está listo para recibir su premio como el mayor tramposo.

    En la entrega de ese 5 de abril exploramos el efecto de una exoneración de los tramposos, a partir del recurso narrativo de la pregunta. Y formulamos las siguientes interrogantes.  

“¿Qué pensarían los ciudadanos de a pie, si el Tribunal Federal Electoral, en una decisión por demás polémica, determina que los tramposos dizque independientes deben ser incluidos en la boleta presidencial?

“¿Qué pensarían si, a pesar de que el INE probó que Jaime Rodríguez Calderón y Armando Ríos Piter cometieron toda clase de trampas, el tribunal se hace de la vista gorda y por una decisión política perdona el cochinero y el engaño a ciudadanos y electores?

“¿Qué credibilidad podrían tener el INE y el Tribunal Federal Electoral luego que el instituto sacó la tarjeta roja a los tramposos y el tribunal los perdona y hasta los mete de nuevo a la canchas?

“¿Qué confianza tendrían los ciudadanos en la boleta presidencial y en la elección toda, si junto con los cuatro candidatos inscritos de manera legítima –Margarita Zavala, AMLO, Meade y Anaya–, el Tribunal Federal Electoral se empeñara en subir a “El Bronco” y a “El Jaguar”?

“¿Quién podría confiar en los consejeros del INE y en los magistrados del Tribunal Electoral Federal, si históricamente han confrontado decisiones, hasta producir verdaderas aberraciones jurídicas y electorales?

“¿Qué confianza tendríamos los ciudadanos en los árbitros electorales si, al final de cuentas se confirma que las trampas no son castigadas, que los tramposos son premiados y metidos a la boleta electoral por razones políticas?

“¿Qué pensarían los ciudadanos si gracias al Tribunal Electoral se confirma que la ley tiene precio y que los tramposos como El Bronco y El Jaguar le llegaron al precio a los magistrados del Tribunal Electoral?

“¿Quién puede creer en los argumentos de El Bronco y de El Jaguar, para exigir ser perdonados, cuando conocían a la perfección las reglas del juego y, aún así, trataron de engañar al árbitro y, sobre todo, intentaron meterse a la boleta de manera tramposa?”.

Hoy, todas las dudas se han disipado.

    Los cuatro magistrados irresponsables dieron un golpe mortal al proceso electoral federal; acabaron con la escasa credibilidad en el árbitro y el Tribunal; Destruyeron, en general, la confianza en las instituciones y regalaron un poderoso misil a los candidatos bribones y nada demócratas que compiten y que en cualquier momento pueden invocar el fraude.

    ¿Qué necesidad y qué necedad de destruir la fragilidad del proceso electoral mexicano? ¿A cambio de qué? Hoy tampoco nadie cree en los conejeros del INE y menos en los magistrados del TEFPJ.

    Eso si, nos dejaron en la boleta a otro imbécil sólo recordado por tonterías como las siguientes.

    Un candidato presidencial que ilustra con melones la atención del cáncer de mama; que reprocha los requisitos electorales porque “Tengo que decirle al INE todo lo que no le digo a mi vieja”; que compara a su caballo “con mi vieja, que come más que mi caballo”; que rechaza las desapariciones forzadas porque “lo cierto es que las muchachas se van con el novio” y que niega el problema del embarazo adolescente “porque a las niñas gordas nadie las quiere”.

    El tamaño de los magistrados electorales es del tamaño de sus decisiones y del tamaño de las estupideces que pregonan candidatos como El Bronco.

    ¿Y los ciudadanos? ¡Esos valen madre, que siga la fiesta de la sociedad de idiotas!

    Al tiempo.