El “candidato bajo sospecha” y la “patada” a Gaby Cuevas

Fue un martes negro para Ricardo Anaya Cortés. Nuevas acusaciones pesan sobre el candidato presidencial de la coalición Por México al Frente.

Al joven maravilla —que ya no lo es tanto— ahora le imputan lavado de dinero, hostigamiento, uso de paraísos fiscales en Canadá, México y Suiza; creación de empresas fantasma y la entrega, para su beneficio, de 54 millones de pesos. Por si fuera poco, personalidades de su propio partido exigen a la PGR que investiguen al “candidato bajo sospecha”.

  •  Hay personas de carne y hueso detrás de los graves señalamientos contra Ricardo; hechos ayer por el abogado Joaquín Xamán McGregor.

Tienen nombre, pero, extrañamente, del apellido sólo sabemos la letra inicial. Se trata de Alberto “N” y Daniel “N”. De acuerdo con el abogado, ambos fueron contratados en el 2006 por Manuel Barreiro Castañeda, un empresario de Querétaro, para triangular dinero con el objeto de adquirir una nave industrial de la empresa Juniserra, propiedad de Anaya y su familia.

“Al ser contratados se les advirtió que dieran a conocer la procedencia del dinero de la transacción. También se les indicó que el esquema era para beneficiar económicamente a Ricardo Anaya”, dijo Xamán.

Y aseguró: “El dinero proveniente de las empresas de Manuel Barreiro se trianguló por varios países y paraísos fiscales para llegar a una sociedad llamada Tesorem.

“Esta sociedad es propiedad de mis clientes y de este ente salieron 54 millones de pesos hacia una empresa llamada Manhattan Master Plan Development, que fue la que finalmente le compró el lote a Juniserra y pagó los 54 millones de pesos”.

Ricardo jura que no conoce a sus acusadores. “Jamás he tenido trato alguno con ellos”, precisa en un comunicado.

Asegura que la nave industrial que vendió a precio de mercado está en su declaración 3de3 y que la compra-venta cumplió con las formalidades requeridas.

“Es un refrito de hace cuatro años”, remata.

  •  A partir de las nuevas acusaciones nos quedó claro que el panista Ernesto Cordero no va a votar por el candidato presidencial emanado de su partido. Cruzará la boleta por su otrora compañero de gabinete, José Antonio Meade.

No sólo eso. El presidente de la mesa directiva del Senado se convirtió en la cuña del mismo palo que aprieta al ya controvertido Ricardo Anaya Cortés, a quien ahora acusan de lavado de dinero, triangulación de recursos, vía paraísos fiscales, y hostigamiento.

“Le pido a la PGR que investigue lo más rápido estas acusaciones. Cada quince días sale una acusación. Cada vez son más serias, más documentadas, en contra de Ricardo Anaya y la formación ilegal de su patrimonio.

“Es gravísimo que podamos tener un Presidente bajo sospecha de ser lavador de dinero”, dijo a los reporteros.

Y más: “Ya son muchos señalamientos que ponen en duda la honorabilidad con la que construyó su patrimonio… se tienen que tomar en cuenta las denuncias internacionales que se interpusieron en contra de Ricardo Anaya. México merece un Presidente honesto y limpio”.

-¿Lavador de dinero? ¿No es rudeza innecesaria? —preguntamos a Cordero, vía WhatsApp.

-No es rudeza innecesaria. Es merecida. Ya son muchas —respondió.

  •  Otra que amaneció de malas fue la titular de la Sedatu. El periódico Reformatiene la culpa. Su nota principal decía ayer: “Detectan un megadesvío a Robles”.

La nota del reportero Rolando Herrera dice que durante su gestión en Sedesol y la Sedatu se detectaron desvíos de mil 311 millones a través de empresas fantasma. La fuente de los señalamientos sería la hoy acéfala Auditoría Superior de la Federación.

Rosario reaccionó con rabia. Muy tempranito lanzó en redes sociales un reto al periódico. Cito textual:

“Propongo al periódico @Reforma que mañana a las 12 horas nos demos cita en la PGR para que lleven los documentos que acrediten una relación mía con las empresas mencionadas y transferencias de recursos en las mismas a mi nombre.

“Están obligados a probar sus acusaciones”, remata la secretaria. Veremos qué pasa al mediodía.

  •  El Pleno del Senado dio ayer la patada a Gabriela Cuevas como presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores luego del brinco que pegó a Morena. La senadora expanista quiere ser diputada federal y seguir como presidenta de la Unión Interparlamentaria, que es algo así como el brazo parlamentario de la ONU. La votación fue abrumadora en contra de Gabriela. A petición de ella misma, vía su compañero Zoé Robledo, fue nominal. Creyó que la ganaría, nos dijeron en la bancada del PAN.

Pero el resultado no dejó lugar a dudas: 68 votos a favor y 17 en contra del bloque Morena-PT.

“Las decisiones políticas traen consecuencias. ¿De qué se extrañan?”, dijo la panista Mariana Gómez del Campo a los parlamentarios obradoristas que pedían, una y otra vez, que se aplazara la votación.

La panista mexiquense Laura Rojas quedó en el lugar de Gabriela. No es una improvisada. En los últimos cinco años encabezó la Comisión de Organismos Internacionales. Su principal logro fue hacer que la Cámara alta volteara a ver a los organismos multilaterales. Es miembro de la citada Unión Interparlamentaria, donde preside la Comisión de Paz y Seguridad Internacional.

  •  El Canal del Congreso cumplió ayer 20 años poniéndose al día. Ya tiene una aplicación para celulares desarrollada por el Instituto Politécnico Nacional. Sus directivos, encabezados por Blanca Lilia Ibarra, quieren llevar la señal a nuevas audiencias, sobre todo jóvenes a los que no se llega a través de la televisión.

A partir de ahora ya podrá ver el canal en su dispositivo, grabar fragmentos de las intervenciones, transmitirlos por correo electrónico o redes sociales, tener acceso a los 19 mil videos del archivo histórico y muchas cosas más. La aplicación ya está disponible para descargar en iOS y Android.