El “eterno candidato” y “presidente legítimo” de México… que no es “ya sabes quién”

Por las calles del centro de la Ciudad de México, Nicolás Zúñiga y Miranda se llamaba “presidente legítimo”, mientras que otros le preguntaban “¿Cómo está, señor presidente?”, y hasta saludaba a los niños porque serían sus “próximos electores”.

Su obsesión por ganar la presidencia, hizo que el zacatecano compitiera en las elecciones por 30 años (1894-1924), perdiendo en cada ocasión acusando siempre de fraude electoral, un parecido “escandaloso” con el actual “eterno candidato” Andrés Manuel López Obrador.

Nicolás fue tal vez el personaje más pintoresco y cómico del porfiriato, luego de perder sus primeros comicios contra la que “ya sabes quien” pudo denominar “la mafia del poder”, fue encarcelado en 1896 luego de ser respaldado por un grupo de opositores. Fue su única campaña tomada en serio.

Permaneció en la cárcel de Belén (cerca del hoy Metro Balderas), hasta que pasaron los comicios y donde ganó claramente Porfirio Díaz para el periodo 1896-1900. Sin embargo, Zúñiga y Miranda no aceptó los resultados y se proclamó “presidente legítimo”, justo como AMLO en el 2006 al perder contra Felipe Calderón.

Luego, el “candidato del pueblo” fundó su propio periódico (como Regeneración) llamado “La voz Zuñiguista” que dirigió él mismo y escribió un artículo titulado “El presidente soy yo”, que al difundirse fue motivo de otro encarcelamiento, que al concluir en siete meses, dañó sus facultades mentales.

Sus propios y antiguos partidarios no tardaron en notar este problema mental por su manía presidencial. Díaz Mori también se percató de lo que le sucedía al “Loco”, y aprovechó para que su otrora rival fuera una cubierta para simular oposición en sus futuras campañas. Aunque el general incluso llegó a tomarle afecto.

Muchas de sus propuestas fueron “populistas”: prometió que si ganaba los huevos costarían 2 centavos, las rentas bajarían un 80 por ciento y los estudiantes tendrían cuenta abierta en los restaurantes y becas para el extranjero. No obstante, al igual que el de Macuspana nunca dijo cómo lo lograría.

Zúñiga y Miranda murió sumido en la pobreza en un barrio a los 60 años (1985-1925), y El Universal Ilustrado publicó un artículo de Alfonso Taracena donde comparaba al zacatecano con Don Quijote de la Mancha, argumentando que la Dulcinea del “eterno candidato” era la presidencia y los campos de La Mancha eran los barrios de la Merced.

Cualquier parecido con la vida política del “mesías tropical” es mera coincidencia. AMLO perdió la gubernatura de Tabasco contra el PRI en 1988, del que salió porque le negaron la candidatura, y acusó fraude.

Lo mismo hizo al volver a perder en su estado natal en 1994. Luego en el 2006 (en el 2000 no lo hizo porque fue Jefe de Gobierno) al perder contra el panista Felipe Calderón Hinojosa y por último contra Enrique Peña Nieto en el 2012.

También estuvo a punto de pisar la prisión luego de ser acusado por desacato por violar la restricción del predio “El Encino”. Sin embargo fue salvado por Gabriela Cuevas, hoy parte de su equipo de campaña, al pagar una fianza que lo alejó de las rejas.

Ahora López Obrador, el nuevo “eterno candidato” o “presidente legítimo”, va por su tercera campaña presidencial, que ya suma más de 30 años de carrera política. Esta semana, AMLO dijo que espera que la de este 2018 sea su última contienda… pero descartó insistir en su obsesión.

Pese a su ventaja en las encuestas, AMLO denuncia ya un posible “fraude electoral” y amenaza con soltar “al tigre” o al “diablo”… No vaya a ser que “el usurpador”, “las chachalacas” o “la mafia del poder” confabulen otra vez en su contra.