El linchamiento es al gobierno

Todo el mundo está al tanto del linchamiento de dos presuntos encuestadores en Puebla.

Todo el mundo sabe que, en menos de una semana, en esa entidad se registraron otros tres intentos de linchamiento.

Y todo el mundo sabe que en el Estado de México, la situación no es mucho mejor. En ese estado, en promedio, ocurre un linchamiento cada tres días.

Sin embargo, lo que pocos saben, lo que pocos entienden y lo que pocos se preguntan es qué ocurre durante los linchamientos, a quién lincha la turba, qué mensaje pretenden enviar.

En entrevista para La Otra Opinión, el Doctor Raúl Rodríguez Guillén –autor del estudio Linchamientos en México: recuento de un periodo largo (1988-2014)–, señaló que lo relevante en un linchamiento no es la cantidad de los mismos sino sus detonantes.

Ya sea la presunción de robo, de violación o de abuso de policías; en el fondo, los linchamientos son la respuesta social a la ausencia de autoridad o a la creencia de que no existe un poder capaz de mantener el orden.

Por otro lado, para Rodríguez Guillén, los usos y costumbres de un pueblo –o el hecho de que se trate de una zona rural– no es un agravante para que ocurran linchamientos. De hecho, las estadísticas muestran que la mayoría de estos choques ocurren en zonas urbanas o semiurbanas del país. Por ello, el académico insiste que estos comportamientos barbáricos son la muestra de que la gente no cree en la cadena de impartición de justicia y no confía en sus autoridades.

Ahora bien, el Doctor Rodríguez Guillén también explicó que los linchamientos no corresponden al hartazgo individual sino a la indignación moral colectiva. O si lo prefiere, que se trata de una insatisfacción compartida por un gran número de personas.

Este malestar lleva a la sociedad a rebasar todos los límites y a dejar de creer en la autoridad. Después de todo, cuando se lincha a un individuo –o a un grupo de individuos–, no se está castigando a un presunto criminal sino a la autoridad ausente que se funde entre la turba.

A su vez, el Doctor Gustavo López Montiel –profesor del Tecnológico de Monterrey–, atribuye los linchamientos a la poca presencia policiaca, a la pobre comunicación entre gobiernos municipales y estatales; a la incapacidad de los gobiernos para tomar una decisión y a la falta de condiciones para aplicar la ley.

Finalmente, López Montiel diferenció la ingobernabilidad de la inestabilidad. En el primer caso, se trata de un gobierno incapaz de tomar decisiones y de operar el poder. En el segundo, estaríamos frente a una sociedad efervescente, difícil de controlar.