EL LÍO DE LA GUARDIA NACIONAL

Ya no son ninguna novedad los disparates que semanalmente comentamos y que de manera cotidiana comete el presidente de la República.

Es más, a cada nueva crítica, a cada nueva denuncia, a cada nuevo señalamiento, ya nada nos extraña, por el contrario, se nos hace de lo más natural y solamente nos preguntamos: ¿qué nueva tontería habrá dicho o hecho? 

Insistimos, si no fuera porque se trata del presidente de nuestro país y con las barbaridades que dice y hace, se lleva entre las patas a miles o incluso a millones de mexicanos inocentes, seguirlo sería hasta divertido, incluso tendría más audiencia que cualquier programa cómico o de espectáculos de moda.

Pero no es así; y con sus dislates, el oriundo de Macuspana pone en riesgo evidente la gobernabilidad del país e incluso la paz social.

Ahora, el tema que lo hizo derrapar es su obsesión por la conformación de la Guardia Nacional. Obsesión que lo llevó a proferir una sandez monumental, como la que indicaba que preferiría sustituir con éste cuerpo, al Ejército.

Ya se podrá imaginar usted cuánta gracia le habrá hecho a los militares este despropósito.

Más aún, sabemos que los soldados no están para nada contentos con López Obrador, no sólo por las ofensas que reiteradamente les ha endilgado, sino por la manera en que los trata, las órdenes absurdas que les da y los recortes presupuestales que les impone.

Peor aún es saber que esta fobia lopezobradorista contra el Ejército y la Policía Federal, deriva de la cercanía que ambas instituciones tuvieron con el ex mandatario Felipe Calderón, que sí fue capaz de entender la trascendencia de ambas.

Precisamente por eso, es que a su más puro estilo, el hombre de la Chontalpa, acusó al michoacano de estar tras las protestas de los elementos de la Policía Federal, situación que llevó al exmandatario a exigirle que probase sus dichos o que se retracte y ofreciera disculpas. Por supuesto, el ganso se fue con la cola entre las patas.

Pero además entendamos que lo que pretende López Obrador, trasladando elementos de la Policía Federal a la Guardia Nacional, sin respetar grados, antigüedad y prestaciones, es un completo absurdo. Es simplemente quitarle a los elementos, toda la motivación posible.

Por otra parte, tampoco es sano denostar la corporación policíaca federal, toda vez que suponiendo sin conceder, que los asertos del Ejecutivo fueran ciertos, no tendría objeto transferir al cuerpo de nueva creación elementos maleados y corruptos.

Pero peor aún, mandar soldados contra los policías federales que protestaban legítimamente por las arteras medidas tomadas contra su situación laboral, es una auténtica tontería, equivalente a pretender apagar el fuego con gasolina. Por fortuna se impuso la prudencia y la sensatez entre las partes.

López Obrador tampoco se ha puesto a considerar que si no brinda estímulos atractivos a los efectivos de la Policía Federal para pasarse a la Guardia Nacional, esos elementos podrían engrosar, tarde o temprano, las filas del narcotráfico y convertirse en un serio problema para la paz y la seguridad públicas.

Y para rematar, no podemos dejar de cuestionarnos el afán enfermizo de López Obrador por debilitar las fuerzas armadas de la nación, para configurar su Guardia Nacional, afán semejante al del Kaiser alemán que solo quería para sus tropas de élite, individuos con ciertas características físicas. Es inevitable cuestionarse que pretende López Obrador con su Guardia Nacional. Evidentemente su afán de jugar a los soldaditos, podría salirnos muy caro a todos los mexicanos.

Ante todas estas barbaridades, el desasosiego y la zozobra nos invaden, porque no es improbable que si el presidente sigue ofendiendo y atacando a las fuerzas armadas, pudiera surgir entre sus filas un émulo de Victoriano Huerta. Así se cumpliría la fantasía del primer mandatario de pasar a la historia, solo que lo haría como un mártir y no como un referente. ¿Será que su mente desquiciada eso pretenda?

Dios, Patria y Libertad