El otro "Chapo” Guzmán; hombre de familia y víctima

Desde hace días, Joaquín “El Chapo” Guzmán intenta aparecer como “una víctima más del Gobierno represor”.  Luego de su tercera aprehensión, según el narco, las autoridades penitenciarias violan constantemente sus derechos humanos: no lo dejan dormir, no tiene intimidad, lo torturan física y mentalmente; y un largo etcétera.

De acuerdo con “El Chapo” –según sus abogados– cada cuatro horas lo despiertan con estridencia; apenas se duerme, lo vuelven a despertar para pasar revista. Incluso dicen que lo están convirtiendo en un zombie.

El intento de victimización del Chapo ha llegado a tal grado que en los últimos días, su esposa e hija han salido a medios a dar su versión de lo ocurrido con el narcotraficante después de su reaprehensión.

En la versión del Chapo, no solo sufre Joaquín Guzmán; también su familia.

Emma Coronel –actual esposa del narcotraficante–, declaró que a su marido lo quieren matar antes que mandarlo a Estados Unidos porque, según ella, allá declararía todo lo que sabe.

En entrevista radiofónica, la esposa del capo aseveró que la misión del gobierno mexicano es matarlo. No obstante, como la madre de las gemelas que tiene con “El Chapo”, Coronel apelará a los derechos que, como padre, tiene el criminal.

En palabras de Emma Coronel, ella se encuentra más fuerte que nunca. Su familia, su esposo e hijas la necesitan. No puede darse por vencida. “No puedo abatirme porque él me necesita, me necesitan mis hijas”, declaró la exmodelo. Además aseguró que como pareja de Guzmán Loera presentará una queja ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por el proceso que sigue el narcotraficante en México.

Dice la familia del Chapo que echará mano de todos los recursos a su alcance para construir la defensa del narcotraficante. Incluso se dicen dispuestos a revelar copias de cheques destinados a las autoridades que habrían participado en la fuga del Altiplano.

Por su parte, Rosa Icela Guzmán Ortiz —hija del capo— reveló a The Guardian que la fuga de su padre del Altiplano se trató de un “acuerdo” con políticos mexicanos  a los que financió el narcotraficante. Para la hija del traficante —quien tiene diversos negocios en Estados Unidos–, su papá es un hombre de familia y estaba ya por retirarse del narcotráfico.

La primogénita de “El Chapo” también hizo público que su papá habría viajado a California, Estados Unidos, mientras estuvo prófugo. Ella asegura que la protección de las autoridades mexicanas habría permitido que Guzmán Loera la visitara y conociera a sus cuatro hijos.  

En la entrevista —que habría sido autorizada por el mismo Joaquín Guzmán–, Rosa Icela dijo que su papá fue traicionado por Ismael “El Mayo” Zambada –porque quería heredar el “negocio familiar” a su hijo Iván Archivaldo Guzmán–; y que el Gobierno mexicano habría roto el pacto que tenía con el Cártel de Sinaloa.

“Sí hay un pacto, ellos no lo respetaron. Ahora que lo detuvieron dicen que es un criminal, un asesino. Pero no dijeron eso cuando le pidieron dinero para sus campañas. Son hipócritas”, expresó Rosa Icela Guzmán.

Cabe señalar que Rosa Icela tiene un hijo con Vicente Zambada Niebla “El Vicentillo” e inició una relación con un sobrino del también narcotraficante Juan José Esparragoza “El Azul”.

Además, en otras ocasiones, los supuestos hijos de Joaquín Guzmán Loera —Iván Archivaldo y Alfredo —, mostraron en redes sociales el apoyo hacía su padre: “Ven a mi padre como un trofeo cuando el trofeo debería ser acabar con los secuestradores y extorsionadores y el hambre pinche Gobierno de mierda”, decía un mensaje supuestamente enviado por Iván Archivaldo Guzmán.

Y no solo para la familia del Chapo estamos ante un hombre honorable, los propios habitantes de Badiraguato, Sinaloa —donde nació el Chapo– lo ven como un “héroe” que ayuda a quienes más lo necesitan.

En la sierra del llamado Triángulo Dorado, “El Chapo” es una leyenda: da trabajo en el campo, construye carreteras, regala juguetes a los niños, y un largo etcétera.

Por donde se vea, existe la intención de presentar al Chapo como una víctima del sistema represor, como alguien a quien le lastimaron los derechos humanos y como alguien que ha sido tratado de manera injusta. Evidentemente, los familiares del Chapo olvidan que su padre y esposo modelo no pensó en los derechos humanos de toda la gente que mandó matar y tampoco se preocupó porque la gente que secuestró durmiera bien o porque la gente que extorsionó fuera tratada dignamente.

¿Podrán las voces de los hijos y la esposa del Chapo derribar la idea de que el narcotraficante era uno de los hombres más peligrosos y buscados del mundo? ¿lograrán reinventar el mito de Joaquín Guzmán? ¿podrán los Guzmán –como antes hicieron los padres de los 43–, que la opinión pública olvide los crímenes de un delincuente y este narcotraficante reciba trato de víctima?