¡EL PAPA FRANCISCO A LA PGR!

En las campañas presidenciales es tal la competencia de disparates y mentiras que, incluso, la Conferencia del Episcopado -cabeza de los católicos mexicanos–, llamó a los candidatos de todos los partidos a no mentir con paraísos que no cumplirán. 

En un comunicado, la CEM dijo: “Invitamos a los partidos políticos, a los candidatos independientes y toda la ciudadanía a sumar esfuerzos para que prevalezca la propuesta y el compromiso por la transparencia, la legalidad, la honradez, la equidad, el diálogo y la verdad, y evitar la mentira, el fraude, la coacción, la simulación, la violencia y el engaño a los pobres con dádivas pasajeras”. 

Y es que las coaliciones de izquierdas y derechas –que postulan a AMLO y a Anaya–, parecen competir para saber quien se lleva el título de “Pinocho 2018”.  

Al mismo tiempo, en la sublimación del engaño y la estupidez, el candidato López Obrador prometió que, si él gana, traerá a México al Paspa Francisco, ya que –según dijo–, es tiempo de poner alto a la inseguridad. ¿Qué tiene que ver el Ministro de Roma con la violencia y la inseguridad en México? 

La tontería desató una madriza en redes porque muchos entienden que Obrador parece dispuesto a darle al Papa la titularidad de la PGR o -por lo menos–, de la Secretaría de Seguridad Pública Federal. 

Y es que el mismo candidato había dicho –en consonancia con la “visionaria” invitación del Papa Francisco a México–, que en su hipotético gobierno la violencia y el crimen “se van a combatir con abrazos, en lugar de balazos”. 

¿Y eso qué significa? 

Según la lógica “chabacana” y engañabobos de AMLO, el Papa Francisco encabezaría la lucha contra la violencia y el crimen en México, teniendo como colaboradores al locuaz padre Solalinde y al descocado obispo de Chilapa-Chilpancingo, con quienes llevaría a cabo una cruzada paras perdonar a jefes narcos, criminales de la venta de droga, lenones que controlan la trata y el tráfico de personas. 

Y, claro, la “purga” de feroces criminales mediante el “abrazo” y no a través de la justicia, incluiría a secuestradores, violadores y matarifes a quienes AMLO pediría perdón –luego de cursos intensivos de amor–, para que en lugar de balas, los criminales sean reducidos a ciudadanos amorosos. 

¡Chingados… por qué a nadie se le había ocurrido! 

¡Idiotas gobernantes que por más de 2 mil años no entendieron que guerra y maldad no se combaten con balazos, sino con abrazos! 

¿Y si en lugar de votar “AMLO presidente”, lo votan como Papa? 

Al tiempo.