El PRI de hoy, el más rancio de su historia

En las vísperas del proceso electoral del cinco de junio, en La Otra Opinión platicamos con el Maestro Carlos Ramírez, uno de los analistas políticos que mejor conoce la realidad del país.

De acuerdo con el especialista, el PRI de hoy es igual al tricolor más rancio. O si lo prefiere, que independientemente del resultado en las votaciones, el saldo será negativo para el Revolucionario Institucional.

En este momento, explicó Ramírez, el PRI opera bajo el control vertical de quienes se niegan a ajustar su proceder a las nuevas prácticas democráticas.

Es así que los tricolores se han resistido a la adaptación y a hacer a un lado vicios como el espionaje, las filtraciones, las escuchas ilegales o las amenazas.

Por lo anterior, continuó el experto, todo lo que gane el PRI el 5 de junio sería una victoria de mala lid; una victoria electoral pero no política.

El escenario del PRI –para Carlos Ramírez–, les daría la ventaja definitiva en sólo dos estados:

Hidalgo, donde la ausencia de vida política tiene al PRI muy arriba en las encuestas. Y…

Sinaloa, donde la dirigencia del partido ató las manos al gobernador Mario López Valdez y desarticuló el aparato electoral.

En el resto de los estados, adelantó Ramírez, no hay nada para nadie.

En Veracruz estaríamos por ver lo peor del cochinero. La última semana de la elección –expuso el columnista–, será la más sucia de todas. Es por eso que el proceso jarocho se encaminaría a la anulación.

En Oaxaca existiría un empate entre el priista Alejandro Murat y el abanderado del PT, Benjamín Robles. Prueba de lo anterior –para Ramírez–, son las filtraciones del exgobernador José Murat –padre del candidato actual– quien se muestra desesperado.

En Quintana Roo el priista Mauricio Góngora cuenta con una ventaja relativa pues el abanderado de la oposición –Carlos Joaquín González–, pertenece a una familia de larga trayectoria en la política local.

Y en el resto de los estados, sentenció Ramírez, la victoria o la derrota del PRI serán –ambas– un fracaso para el partido.

El desempeño del PRI, concluyó Ramírez, es una probada de lo que veremos en 2018; por lo que –advirtió el analista– en la elección presidencial seguramente veremos una crisis de partidos y una competencia de estructuras; pues tanto en la presidencial como en el proceso del 5 de junio difícilmente ganarán los mejores candidatos sino las estructuras mejor aceitadas.