El síndrome de quedarse con todo

Uno de los principios de la democracia es que en ella nadie gana todo ni pierde todo. Las mayorías, incluso las absolutas, no son unanimidades ni disimulan la heterogeneidad de la sociedad. Es tan válido que los simpatizantes del presidente López Obrador digan que ganaron con 50 millones de votos como que sus adversarios recuerden que otros 43 millones no votaron por él.

Por eso el síndrome de quedarse con todo no sirve, en términos de gobernabilidad: cualquiera que haya seguido la historia reciente de Venezuela podrá comprobar cómo termina esa historia: con crisis, desestabilización, ruptura social y enfrentamiento civil. Normalmente, quien quiere quedarse con todo, convierte una democracia en una dictadura o, por lo menos, en un gobierno profundamente intolerante.

La administración de López Obrador, que apenas lleva 53 días en el poder, ha enviado el mensaje de que no se juzgará a las minorías y a las disidencias, y en buena medida lo ha cumplido, pero también ha ejercido el poder, sobre todo, a través de su partido, Morena, sin dejar espacio a sus adversarios. Olvidemos por un momento las mayorías automáticas en el Congreso, regresemos a Puebla.

El gobernador interino, Guillermo Pacheco Pulido, aquel expresidente del Tribunal de Justicia, tan cuestionado por Lydia Cacho, por haber sido uno de los responsables de su arresto ilegal en 2005, ha avanzado en otro agravio hacia el panismo y, sobre todo, contra los simpatizantes de los fallecidos Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle. Al tiempo que el informe de la SCT sobre el accidente de la gobernadora y su esposo no decía absolutamente nada nuevo, en Puebla, el gobernador interino designaba como secretario de gobierno a Fernando Manzanilla, quien fuera cuñado de Moreno Valle.

Manzanilla ocupó esa posición en los dos primeros años de gobierno del fallecido exgobernador, pero luego tuvieron una ruptura pública notable. Manzanilla se refugió con los principales adversarios de Moreno Valle y terminó como coordinador de diputados del PES, trabajando en forma muy cercana con Miguel Barbosa. Colocarlo como secretario de Gobierno termina de desmentir cualquier interés en que la gubernatura interina se apartaría o tuviera alguna neutralidad de cara a la elección extraordinaria de julio próximo.

Pacheco Pulido, un priista que en realidad es gente de Bartlett y Barbosa, colocó como su segundo al principal adversario de la gobernadora muerta en el accidente no explicado. Y en finanzas designa a un hombre respetable, priista, pero que está trabajando también desde hace tiempo con Morena, Jorge Estefan Chidiac.

La gubernatura, la política y el dinero alineados de cara a los comicios de julio. Morena no necesitaba nada de esto, de ese juego que viola, incluso, normas éticas básicas en la política, como es dejarle a quien había ganado la gubernatura el interinato en el estado. No lo necesita porque tiene una fuerte ventaja de cara a esos comicios extraordinarios y con un gobernador neutral no hubiera tenido seguramente problema alguno en los comicios. Pero la intención es tener todo, controlar todo, no dejar espacio alguno.

Coincidiendo con esto, la presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Janine Otálora, presentó su renuncia al cargo, luego de que la decisión del Tribunal, precisamente, sobre el caso Puebla, fue públicamente descalificada por el propio presidente López Obrador.

En Guadalajara y Monterrey, dos de las principales ciudades no morenistas del país, el desabasto de gasolina se ha tornado crucial. En la capital de Jalisco eso se arrastra desde hace varias semanas, en la ciudad regiomontana, esta semana desapareció la gasolina. Los esfuerzos que se hicieron para aprovisionar la Ciudad de México no son ni siquiera similares a los de esas grandes ciudades opositoras.

En las designaciones al sistema de medios públicos del Estado hay de todo. No se cuidaron las formas con Armando Carrillo, que terminaba su responsabilidad en el sistema público de Radio y Televisión en octubre. Decidieron no esperar y pedirle la renuncia, llega Jenaro Villamil en su lugar. Son buenas las designaciones de Lydia Camacho, con enorme experiencia en el sector para Televisión Educativa; de Rodolfo González en RTC, de Gabriel Sosa Plata en Radio Educación e incluso de José Antonio Álvarez Lima (en su momento uno de los funcionarios muy cercanos a Salinas de Gortari, ahora igual de cercano a López Obrador) en canal 11.

En el tema Venezuela, Jesús Ramírez Cuevas, vocero de la presidencia, aseguró que para México el presidente de ese país sigue siendo Nicolás Maduro. México es la única nación importante de la región que opina así: Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, Chile, Colombia, Perú, entre otros, han reconocido como presidente interino a Juan Guaidó. En ese camino está la Unión Europea. México se queda defendiendo a Maduro junto a Cuba, Nicaragua y Bolivia. Por cierto, buena parte de esos acuerdos se escenificaron en la cumbre mundial de Davos, en donde México decidió no participar, dejándole todo el espacio a Jair Bolsonaro, el nuevo y ultraderechista presidente de Brasil.