La estrategia “antihuachicol” del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, inició formalmente el 27 de diciembre del año pasado; 20 días después, seguimos sin respuestas, con dudas y sin soluciones.
La estrategia para combatir el robo de gasolina, por la cual cerraron ductos y se suspendió la distribución en varias regiones para poder proporcionar información logística y de acceso ha provocado un verdadero caos y pánico en automovilistas del norte del país y actualmente en la capital.
Como escribe Horacio Vives en su columna de este miércoles, “nadie puede estar en desacuerdo con la intención del gobierno de combatir el robo de combustible”, dado que es un problema que –definitivamente– se tiene que resolver, pues durante años, ha sido uno de los más graves delitos que afecta la economía –en general– del país.
No obstante, por casi un mes, varios estados de la República e incluso la Ciudad de México siguen sufriendo de desabasto de gasolina, esto debido a la mala organización e improvisación del Gobierno Federal, estrategia “erróneamente” implementada para combatir el huachicoleo.
Hasta ahora, los ciudadanos siguen pagando el costo de sus “beneficios”, pues a pesar de que el presidente asegura que ha disminuido el delito y les ha funcionado bien su “plan”, el cual es totalmente subjetivo, “claramente los costos superan a los beneficios”, asegura el analista en su columna publicada en el periódico La Razón.
Es decir, con dicha estrategia “antihuachicol” de AMLO, los más afectados han sido los mexicanos, y no sólo los “fifís”, sino el problema se agrava cuando se empiezan a presentar los reportes de pérdidas de grandes empresas y comercios del país.
