Encuestas y tigre suelto

La presión de grupos de poder para inflar a AMLO y arrancar concesiones a otros grupos de poder, a través de encuestas, provocó que el negocio de las mediciones electorales se haya salido irremediablemente de control, a un mes de los comicios.

Nadie lo ha dicho más claro que Jorge Alcocer, ayer, en el panel El papel de las encuestas en el proceso electoral:

“Esto abona a la preocupación de que López Obrador pierda, señale un fraude y ahora sí que Dios nos agarre confesados… porque va a soltar al tigre”.

El clímax de esta verbena de encuestas ocurrió el martes en la noche, cuando gente de Morena, al estilo de los memes virales, envió a miles por WhatsApp una encuesta que al día siguiente publicaría Reforma, dando ganador a AMLO por dos a uno.

Cómo militantes y simpatizantes tuvieron acceso tan temprano a la edición del periódico antes de que fuera impresa, es algo que sólo entra en el terreno de las suspicacias y alimenta la crisis de credibilidad en la que están sumidas las casas encuestadoras.

Como si también le hubiera llegado el WhatsApp, fue Telesur, la televisión de Nicolás Maduro, el primer medio que retomó la encuesta, agregando un enlace que indicaba que “López Obrador promete revisar contratos de Pemex y CFE”.

Sin embargo, el análisis más agudo de la encuesta de Reforma lo hizo Luis Costa Bonino, estratega de AMLO en la campaña pasada y uno de los que pidieron seis millones de dólares a empresarios reunidos en una casa de las Lomas de Chapultepec, en mayo de 2012.

Escribió Costa Bonino en su cuenta de Twitter:

1. La campaña de Reforma por López Obrador ha sido más eficaz que la propia campaña electoral de Morena. El 52% que divulga hoy en su encuesta, con un mínimo de 30% de no responde o indecisos, es un 36%, que es la intención de voto máxima real que podría tener AMLO hoy en día.

2. La encuesta de Reforma tiene un 29% de rechazo, más un 17% de indecisos. El 46% no se manifestó. Es decir, que esta encuesta representa únicamente a la mitad de los mexicanos más politizados y militantes. Con lo cual no dice nada especial el alto porcentaje que logra AMLO ahí.

3. Las encuestas que se presentan en un formato de propaganda, eliminando indecisos y no respuesta, sólo son eso: propaganda.

Pero todo choca con una realidad: en la elección podrán votar 89 millones de mexicanos y las encuestas más grandes no pasan de mil 200 personas.

¿Se le puede hacer caso a la opinión de mil 200 contra la de 89 millones?

No nos hagamos bolas:

La única encuesta real será la del 1 de julio.