¿Es inevitable el triunfo de Andrés?  

La pregunta la he escuchado repetidamente en casa, en charlas de café, en las cámaras, en reuniones, en conferencias, entre colegas: ¿Es inevitable el triunfo de Andrés Manuel López Obrador?

Todas las encuestas colocan al tabasqueño a la cabeza en la intención de voto. La fotografía del momento lo da triunfador. Sus partidarios no admiten que pueda ser de otra manera.

Pero es peligroso arraigar esa idea. Faltan cuatro meses y medio. Las encuestas son una foto del momento. No adelantan resultados.

Quien hoy sostenga que ya ganó tal o cual candidato sólo refleja sus deseos, pero no necesariamente la realidad.

La experiencia nos enseña a desconfiar de estas mediciones. Son muchos y variados los votantes de clóset. Engañan o de plano no dicen por quién cruzarán la boleta.

Y eso en el supuesto de que no se manipulen las cifras.

Es cierto que AMLO ha sabido capitalizar la gran inconformidad que hay en este país con el gobierno federal, pero también que sus propuestas y desplantes provocan miedo y rechazo en una parte de la población.

¿Será un mano a mano entre la inconformidad y el miedo? ¿Quién se beneficiará del voto útil? Hoy por hoy, parece que Anaya, pero no podemos desdeñar a Meade.

  •  Lo que sí es un hecho es que asistimos a lo inimaginable.

Panistas, expanistas o exfoxistas que se acercan al hombre de Macuspana.

¿Quién hubiese previsto un acercamiento de Manuel Espino, exjefe nacional del azul, con el tabasqueño? ¿O el salto de Gabriela Cuevas hacia Regeneración Nacional? ¿A Tatiana Clouthier como coordinadora de la campaña de Andrés?

¿A Lino Korrodi, arquitecto de los Amigos de Fox, en pláticas con el mismísimo precandidato-candidato presidencial de la coalición Juntos Haremos Historia?

¿Al exzedillista Esteban Moctezuma como potencial secretario del Trabajo en el gabinete de AMLO? ¿A Cuauhtémoc Blanco como candidato de los morenos en Morelos?

¿Al empresario regio Alfonso Romo de la mano con el moreno mayor? ¿A la jubilada ministra Olga Sánchez Cordero como prospecto para la Secretaría de Gobernación?

El éxodo hacia Morena no para. Un diputado del PRI, Otniel García Navarro, se sumó ayer a la fracción que coordina Rocío Nahle. El grupo parlamentario obradorista ya tiene 50 integrantes. Con dos más desbanca al PRD como la tercera fuerza.

El legislador expriista va a apoyar a Andrés Manuel. Argumenta que José Antonio Meade no representa un cambio para el país.

  •  ¿El que sigue en esa lista es Roberto Gil? He de decir que no me sorprendió ayer el exsecretario particular de Felipe Calderón cuando nos dijo que ha llegado la hora de escuchar a los seguidores de López Obrador. “Tiene una base que no podemos ignorar”, puntualizó.

Parecía un guiño al candidato de la coalición Juntos Haremos Historia.

Gil anunció ayer que deja el Senado para volver a las aulas del ITAM. No le creímos.

Lo buscamos en sus oficinas del Senado luego de que diera a conocer su decisión de abandonar las tareas legislativas.

Ya en su despacho nos dijo que se va de la Cámara alta con “el alma rota”; que está cansado de la consigna de exclusión de Ricardo Anaya. “No puedo avalarla”, subrayó.

Tampoco le gusta la forma como “el candidato al que espía el Cisen” conduce el partido que fundó Gómez Morin; ni que en los mítines del Frente les pidan a los panistas que bajen las banderas.

“El PAN está desdibujado ideológicamente. No sólo eso. Ha dejado ir a militantes distinguidos. Peor: esas salidas han sido motivo de algarabía. Se ha convertido en un partido que sólo quiere ganar la Presidencia de la República”, nos dijo.

Roberto tiene claro que el candidato presidencial del Frente no va a cambiar. Ni él va a claudicar en sus críticas a Anaya. “El escaño pertenece al PAN, no es mío”, explica.

Eso sí, va a ayudar “en todo lo que se pueda” a Margarita Zavala en su aventura independiente, pero sin incorporarse formalmente a su equipo de campaña.

“Tampoco me voy con López Obrador”, recalcó, espontáneo.

Enseguida nos preguntó si ya vimos la película Las horas más oscuras, que narra la valiente forma como Winston Churchill se opuso a pactar con Hitler en los momentos en que controlaba Europa, y su decisión de evacuar las tropas británicas de Dunkerque, Francia, en una flota particular.

“No es un retiro; es un repliegue”, remató.

  •  Del Senado nos trasladamos a San Lázaro. Teníamos una cita con el priista Édgar Romo García, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. A este neoleonés, de 44 años, le toca cerrar el último período ordinario de sesiones de la presente Legislatura.

Le preguntamos si lo que se viene en el Congreso es sólo un periodo de trámite a consecuencia del periodo electoral por el que atravesamos.

Romo está consciente de que es difícil llegar a acuerdos entre diferentes, sobre todo en tiempos de campaña. Pero nos hizo notar que los legisladores tienen “asignaturas pendientes” que deben salir en este periodo.

Menciona, entre otras, la Reforma Laboral; la Ley sobre la Publicidad Gubernamental, que tiene como plazo hasta el 30 de abril; la Ley Fintech, que regula operaciones financieras en el ciberespacio.

El neoleonés nos llamó la atención sobre un tema importante: la reelección. No hay leyes secundarias que la regulen. Si no se aprueba en esta Legislatura, ¿los mismos que pueden beneficiarse de la reelección van a hacer las leyes reglamentarias?, preguntó.

“Touché…”.