Fábrica rusa de troles, herramienta de propaganda política

Hace unos días el New York Times publicó un artículo, donde se relata la intromisión rusa en las elecciones de Estados Unidos en 2016, basado en testimonios de quienes en algún momento fungieron como “trols” en la Agencia de Investigación de Internet.

El artículo titulado “Trabajar en una fábrica rusa de troles: tareas monótonas y mucho aburrimiento”, da cuenta de los testimonios de quienes, redactaron notas en blogs y difundieron información en Twitter con la finalidad de infundir una ideología patriótica en Rusia y sembrar el odio hacia Estados unidos.

Aquí algunos detalles de esta historia:

El Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a la Agencia de Investigación de Internet y a sus altos funcionarios de trabajar de forma ilegal para interferir en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, tras imputar a trece rusos y las empresas ligadas a la agencia.

En entrevistas recientes que se llevaron a cabo antes de las acusaciones, dos extroles relataron sus experiencias.

“Solo me daban dinero por escribir”, declaró el trol, un residente de San Petersburgo que quería trabajar en mercadotecnia o periodismo, pero se sintió atraído por la paga semanal de  mil 400 dólares, un sueldo difícil de igualar. “Era mucho más joven y no pensé en el lado moral. Simplemente escribía porque me encantaba escribir. No intentaba cambiar el mundo”.

El objetivo que el Kremlin y la fábrica de troles deseaban lograr en Estados Unidos:

Socavar la fe en su sistema electoral al incentivar o incluso crear grupos que sembraran la discordia a nivel nacional. Las tácticas de la fábrica de troles incluían aplaudir la candidatura de Donald Trump al mismo tiempo que intentaban debilitar la de Hillary Clinton.

Cuando se puso en marcha la fábrica, recordó Alexei, la primera tarea para todos los empleados nuevos fue crear tres identidades en Live Journal, una popular plataforma de blogs. Una tenía que tener escritura y contenidos de alta calidad, mientras que las otras dos debían ser “marginales”.

Trabajaban en turnos de doce horas, ya fuera de día o de noche, y los temas solían llegar a sus correos electrónicos: el presidente Vladimir Putin o el presidente Barack Obama o a veces los dos juntos; Ucrania, el heroísmo del Ministerio de Defensa de Rusia; la guerra en Siria; las figuras de oposición en Rusia; el papel de Estados Unidos en la propagación del virus del Ébola.

Las palabras clave y el tema siempre eran asignados.


Alexei escribía para hablantes rusos. Los troles que hablaban inglés estaban en otro lugar, aseguró, pero según las conversaciones que sostenían en la sala común de fumadores parecía que estaban realizando un trabajo similar.

Los que hablaban inglés discutían cuál sería el mejor momento para publicar comentarios que atrajeran a un público estadounidense, recordó Alexei, y presumían de haber creado miles de cuentas falsas en redes sociales.

Alexei fue entrevistado antes de que se presentaran las acusaciones e interrumpió la comunicación días después de la entrevista.

Las computadoras estaban diseñadas para reenviar la publicación a las innumerables cuentas falsas de la agencia. Abrían y cerraban la publicación con el objetivo de crear cantidades inmensas de vistas falsas.

Alexei comenzó a caer en cuenta de que la mayoría de los comentarios eran basura y que los mismos temas se repetían infinitamente. “Era como convertir a la gente en zombis al repetir: ‘Todo está bien, todo está bien. Putin es bueno, Putin es bueno’”, comentó.

Sergei, de 30 años y ahora vendedor de muebles, fue uno de ellos.

Con tan solo el bachillerato terminado, Sergei se sentía entusiasmado por descubrir que podía ganar un buen dinero sin mucho esfuerzo. Su trabajo consistía en añadir comentarios y compartir las publicaciones en otras plataformas de redes sociales. Mencionó que al día todos debían hacer ochenta comentarios y compartir veinte publicaciones.

“El objetivo principal era persuadir a las personas, aumentar el patriotismo entre los rusos y retratar de forma negativa a Estados Unidos”, aseguró Sergei.

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