Federico Arreola, Ricardo Alemán y las broncas del Bronco

Una ocasión que acudí a visitar en su oficina a mi amigo Francisco Labastida.

Poco antes de entrar a mi audiencia vi salir de su despacho a tres personajes muy bien vestidos y alguno de ellos, cuando menos uno, me resultaba de un rostro muy  familiar e incluso me saludó por mi nombre al retirarse.

Después recordé quién era ese verdadero magnate.

Cuando me recibió Labastida me dijo:

“Esos personajes que viste salir son prominentes empresarios de Monterrey que vinieron a participarme que estaban dispuestos a apoyar la candidatura independiente a la gubernatura de Nuevo León de Jaime Rodríguez, El Bronco.”

Y remató diciendo:

“Están muy molestos con la corrupción del gobierno de Rodrigo Medina y más con la designación de Ivonne Álvarez como candidata del PRI al gobierno.”

“La van a manejar a su antojo Nati y Rodrigo, le dijeron los poderosos empresarios al ex gobernador sinaloense.”

“El movimiento es serio y están dispuestos a gastar, y aseguran que también lo apoyan nada menos que hasta los dueños de El Norte”, finalizó diciéndome Labastida quien apuntó que solamente se limitó a escucharlos y desearles suerte.

Y vaya que la tuvieron.

Hoy el Bronco es el primer gobernador independiente de México.

Pero, ya se inicia la etapa de los peros, su bono democrático tratan de desgastarlo sus malquerientes criticando sus acciones promocionales como precandidato presidencial y las renuncias (van cinco en cargos importantes desde que asumió el gobierno) de varios de sus colaboradores que han cometido fallas sensibles.

Yo diría que son fallas más aparatosas que cuantiosas.

Pero la ley es la ley y desgraciadamente para los novatos integrantes del gabinete de Rodríguez, el mismo castigo debe tener un gobernador señalado por graves asuntos de corrupción como el veracruzano Javier Duarte que el funcionario que cometa una falta por menor que ésta pudiera ser.

Las broncas del Bronco provienen en gran medida de estar gobernando en contra de un oficialismo priísta que se niega a morir en Nuevo León y del que son cabezas identificadas Natividad González Parás y Rodrigo Medina de la Cruz.

Ayer Federico Arreola con una lógica impecable aplasta y enjuicia al columnista de El Universal Ricardo Alemán por sus ataques llenos de un obvio y pueril interés en contra de El Bronco.

Arreola colige que Ricardo Alemán con Rodrigo Medina recibía pagos que El Bronco no quiere ni puede ofrecerle.

Esos pagos de Rodrigo Medina debieron ser muy buenos ya que se comenta que le permiten al columnista de El Universal tener dos departamentos a su disposición en el edificio de moda en el Paseo de la Reforma que hace casi esquina con Insurgentes.

Arreola dice que los dueños de El Norte, a los que con gran afecto de paisanaje considera como ejemplos del periodismo, cosa que evidentemente no son los Junco de la Vega, pretenden gobernar Nuevo León desde la redacción de su periódico.

Hasta allí las cosas son periodísticamente explicables.

Pero políticamente el asunto está en otro nivel y en otra cancha.

Alemán critica al equipo promotor de El Bronco.

Y la jiribilla es evidente hasta para el más lego de los analistas políticos del medio nacional.

Hay nombres en ese “drean team” denunciado por Alemán y que promueven la precandidatura independiente para la presidencia 2018 de Jaime Rodríguez, equipo hoy por hoy está viviendo momentos críticos y difíciles, que se pueden ligar fácilmente a Eduardo Medina Mora y en un efecto de dominó político con su gran amigo Carlos Salinas de Gortari, personaje de rancias querencias neoleonesas nacidas en Agua Leguas.

Si los promotores de El Bronco con miras al 2018 son profesionales y hacen su trabajo no hay nada que criticarles.

Pero si los están chamaqueando políticamente la cosa toma un matiz mucho más interesante.

Porque si se está enseñando la oreja de que el ex presidente quiere jugar varias cartas y con diferentes camisetas en la sucesión presidencial, entonces el presidente Enrique Peña Nieto y su operador político Manlio Fabio Beltrones o se ponen las pilas para defender el futuro del PRI, o de lo contrario estarían en la incómoda condición de ser convidados de piedra en el juego sucesorio, sino es que hasta discretos y complacientes cómplices.

Por eso López Obrador enlista a El Bronco entre los precandidatos presidenciales salinistas.

Y de ello sería muy lamentable que el popular mandatario ni se estuviera dando cuenta.

Deducciones nada más las anteriores, que conste.

Pero deducciones a partir de evidencias muy concretas, como las que hacía el sagaz detective-monje de la novela El Nombre de la Rosa de la autoría del lamentablemente fallecido apenas ayer Umberto Eco.