Futbol y elecciones: época de milagros

Para Gerardo Galarza, un hombre y periodista ejemplar

 

Las principales casas de apuestas pagaban 88 a 12 a favor de Alemania en el juego de ayer contra México. Ninguno de los especialistas, mucho menos los nuestros, consideraban posible el triunfo de México en la apertura del Mundial. Todo mundo decía que sólo con un milagro podía la selección ganarle a los campeones del mundo de hace cuatro años. Y sin embargo, el milagro se dio en Moscú. México le ganó a Alemania.

A fin de la semana pasada, se divulgaron dos encuestas, una del grupo Innovación, donde se asegura al candidato de la coalición PRI-Verde-Nueva Alianza, que da una diferencia de diez puntos a favor de Andrés Manuel López
Obrador
 contra José Antonio Meade. En esa encuesta, Andrés Manuel tiene 34.4 por ciento de las expectativas de voto, contra 23.2 de Meade y 20.2 por ciento de Ricardo Anaya, con un 20 por ciento de personas que dice que no sabe por quién votarán.

Otra encuesta, levantada antes de las reuniones que tuvieron los candidatos con los empresarios miembros del Consejo Mexicano de Negocios, ordenada por esa institución, le daba a López Obrador el 44 por ciento contra un 24 por ciento de Meade y un 20 por ciento de Anaya.

La ventaja de Andrés Manuel estaría entonces entre 10 y 20 puntos sobre el segundo, pero también es verdad que ya parece claro que esa segunda posición sería de Meade, con un Anaya que, como lo vimos en el debate de Mérida y los días posteriores, está golpeado, irritado y a la defensiva, con una campaña caracterizada por profundas diferencias internas y que, finalmente, se ha concentrado en una propuesta: meter a la cárcel al presidente Peña y a todos los suyos, incluyendo a Meade.

Le puede servir para polarizar posiciones, pero no le gana ni un solo voto útil, mucho menos el llamado voto razonado. Y si las encuestas comienzan a mostrar que no está en segundo lugar sus opciones caen aún más.

El viernes Andrés Manuel decía que la elección estaba decidida, que sólo un milagro podría impedir su triunfo. Creo que en muy buena medida es verdad: el candidato de Morena lleva una ventaja importante, prácticamente irreversible. Una diferencia tan grande como la que tienen las selecciones de Alemania y México si nos atenemos a sus resultados mundialistas, al protagonismo internacional de sus jugadores y la potencia económica de sus ligas. Pero ayer se dio en Moscú un milagro: un notable trabajo de equipo, una disciplina táctica envidiable, un rival demasiado confiado en su triunfo que dio ventajas, todo ello combinado con un poco de suerte, permitieron que México ganará, sin discusión, a Alemania y obtuviera un triunfo que casi nadie preveía.

La política no es como el futbol, pero no deja de ser también impredecible y en ella también existen, en muy contadas ocasiones, los milagros que son, como en el futbol, no sólo el fruto de la suerte, sino del trabajo propio, en muchas ocasiones combinado con la desorientación o la confianza del rival.

Insisto: soy de los que cree que será muy difícil, casi imposible, remontar en dos semanas la ventaja que tiene López Obrador. Una ventaja que, quizás, no es tan amplia como algunos creen (diez, doce puntos parecen verosímiles), pero que, incluso, así es muy alta.

Es verdad también que las encuestas divulgadas tienen deficiencias (sobre todo las que recurren al que llaman voto efectivo) y que existen dudas sobre los indecisos, sobre quienes no han identificado su voto y variables que, como se ha visto en todas las últimas elecciones, desde el referéndum del Brexit hasta la elección de Donald Trump, son difíciles de cuantificar, como el voto de los jóvenes más allá de sus preferencias políticas.

Quizás veamos en estas dos semanas lo que no hemos visto en estos meses de campaña, una competencia más real, con más presión y polarización. Una competencia en la cual las posibilidades, las encuestas, la percepción no pueden obviarse, pero en la cual, en muy contadas ocasiones históricas, también se dan milagros.

 

LA CARTA DE LAVALLE

Pocos textos reflejan tan bien las profundas diferencias existentes en el PAN (que es lo que está en el centro de la debilidad de Anaya en el tramo final de la elección) que la carta que envió el senador Jorge Luis Lavalle a Luis Felipe Bravo Mena, presidente de la Comisión Anticorrupción del PAN. Una radiografía de la situación interna del partido, de las incertidumbres y consecuencias que tuvo la imposición de la candidatura presidencial por la vía del Frente, replicada en las listas de candidatos al Congreso o a los estados, sumada a las acusaciones existentes en contra de Anaya. Ésa es la razón por la cual muchos de los gobernadores no respaldan su candidatura y la causa también de que la campaña no prenda, sobre todo y paradójicamente, entre los panistas.

Pasada la elección presidencial y si Anaya no gana los comicios, los ajustes de cuentas en el PAN serán tan imprescindibles como inevitables.