Gobernar sin la Constitución

En el año del 2016, en Bolivia, se llevó a cabo un referéndum para preguntarle a las y los ciudadanos de ese país si aceptaban que se modificará la Constitución de la República, para permitir la relección del presidente y del vicepresidente. La votación mayoritaria fue por el NO, y en consecuencia no se podría modificar la Constitución política del Estado Boliviano, ni tampoco se podría reelegir Evo Morales.

Sin embargo, el día de ayer, 5 de diciembre del 2019, el Tribunal Federal Electoral de Bolivia, ha decidido que Evo Morales si podrá contender en las elecciones presidenciales, las que se llevaran a cabo en el próximo año.

Es obvio que la resolución del tribunal es inconstitucional, pero, aun así, Evo ha decidido “acatarla” y por lo tanto se registrará como candidato para continuar al frente de la presidencia hasta el año 2025.

El Tribunal electoral no ha explicado su resolución, pero Evo Morales sí ha dicho por que será candidato, aun violentando la constitución de su país. Vean ustedes su explicación:

” No quiero seguir de presidente, no me interesa el poder, pero no puedo decepcionar a mi pueblo”, y por lo tanto me postularé y me mantendré en la presidencia hasta el 2025″.

Esta justificación –por llamarla de alguna manera– que utiliza Evo Morales, es la misma que utilizan los populistas en cualquier parte del mundo. Dicen, repiten, obsesiva, permanentemente:  

– “Yo no quiero el poder, pero obedeceré siempre al pueblo”   

– “Ya no me pertenezco a mí mismo, me pertenezco al pueblo”.

– “Yo solo me arrodillo ante el pueblo”

– “Yo solo haré lo que el pueblo mande”

– “No tengo derecho de fallarle al pueblo

Los caudillos populistas se disfrazan de izquierda o de derecha, pero en realidad no tienen ideología. Su programa se reduce a “hablar en nombre del pueblo”, y avanzan en todos lados para hacerse del poder e instalar gobiernos autoritarios, y en algunos casos, dictatoriales.  Lo fueron Stalin, Mussolini, Hitler, Perón, Vargas, Fujimori, Chávez, y lo son ahora mismo, Evo Morales, Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Donal Trump, Marine Le Pen, Marian Kotleba, Viktor Orban, y otros más, que surgen arrogantes, desafiantes, destruyendo o debilitando instituciones de la democracia representativa.

Son de personalidades diferentes, pero les identifica un pensamiento conservador, una convicción obsesiva para acceder al poder, una determinación -¡que raya en la terquedad!-  para ejercerlo de manera autoritaria y al margen de las leyes.

Y es que, para los populistas, el pueblo es una “entidad” que se encuentra fuera de la institucionalidad, al margen de los órganos representativos del Estado democrático, y por encima de las leyes, incluida la Constitución.

¡Nada por encima del pueblo, dicen!  Pero parte del gran problema, es que ellos, son los únicos, dicen, que interpretan al pueblo, los que saben lo que siente, que saben lo que necesita, y, por lo tanto, son ellos, exclusivamente, los que pueden representarle.

¿Que la Constitución le impide nombrar a una persona como funcionario? ¡Entonces cámbiese la Constitución o háganla a un lado!

¿Que la Constitución le impide utilizar a los militares en tareas de seguridad pública?

¡Entonces burlemos a la constitución y uniformemos al ejercito como Guardia nacional!

¿Que la Constitución me impide reelegirme como presidente? ¡Entonces gobernaremos sin la constitución, dice Evo Morales!

 

Jesús Ortega Martínez