Luego que el secretario de Educación Pública –Aurelio Nuño–, anunció el despido de más de 3 mil maestros paristas –que abandonaron sus centros de estudio–, el Doctor Marco Fernández –investigador de México Evalúa y profesor de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey–, calificó la medida como una decisión valiente. Por fin se aplica la Ley del Servicio Profesional Docente, celebró Fernández, y ya existen muestras contundentes del compromiso de la autoridad.
Marco Fernández recordó que, tradicionalmente, la CNTE aprovechó su posición de privilegio para condicionar los sueldos, las plazas, los aumentos y los centros de trabajo a la participación en marchas y plantones. Es así que hoy –que la CNTE ya no tiene el control de las plazas–, la presión de la Coordinadora es mucho menor y su capacidad de movilización está muy lejos de ser lo que fue.
Sin embargo, estas buenas noticias resultan comprometidas cuando incluimos en la ecuación que la ley educativa no se aplica pareja y que la SEP no aprovecha las herramientas de transparencia que tiene a su alcance.
Por un lado, señaló Fernández, el Sindicato de Maestros –no la Coordinadora–, arrastra un importante número de comisionados. Es decir, que así como la CNTE ha visto lesionados sus intereses por la purga de comisionados, el SNTE debería correr la misma suerte.
Pero hay más, lo verdaderamente grave –acotó el especialista–, es que sigamos sin conocer los nombres de los maestros cesados, que sigamos sin saber los resultados de los maestros que se someten a las evaluaciones docentes y que siga sin ser pública la lista de prelación de plazas.
Es decir, que a pesar de los cambios –en su mayoría positivos–, la resistencia de la autoridad a transparentar sus procesos compromete el tamaño de sus aciertos. Por eso, a manera de conclusión, Marco Fernández llamó a la autoridad a reconocer que los profesores de educación básica son servidores públicos y como tal, deben estar sujetos a las normas de transparencia. Sólo así, remató, se concretará el éxito de la reforma educativa.
