¿HAY OPOSICIÓN EN MÉXICO?

Indudablemente Andrés Manuel López Obrador arrasó en el pasado proceso electoral y por tal razón la abrumadora mayoría legislativa de que dispone en ambas cámaras.

Esa superioridad es la que le permite hacer y deshacer prácticamente a su antojo cuanto desee; y si bien para algunas cuestiones de mayor relevancia requiere mayoría calificada, conseguirla, no es por mucho, una misión imposible.

La oposición en nuestro país se encuentra en las mismas condiciones que un boxeador que acaba de sufrir un nocaut fulminante: aun se encuentra anonadada y estupefacta y es incapaz de reaccionar. De hecho, con tantito que se le presione, vuelve a irse de bruces.

En el boxeo, un púgil que se encuentre en semejantes circunstancias, debe buscar el clinch (el abrazo salvador) en todo momento y tratar de llegar en pie hasta que suene el campanillazo, para intentar reponerse en el minuto de descanso. Si no apela a esta estrategia y decide entrarle al cambio de golpes en el centro del cuadrilátero, puede ser víctima de un revés espectacular.

Algo similar sucede con la oposición en México: fue víctima de un clamoroso nocaut, debido al cual todavía se encuentra atontada y vacilante y no acierta a reaccionar.

La realidad es que la oposición, sin distinción de partidos, se halla dividida, desorientada, titubeante, enredada en conflictos internos y sin liderazgos efectivos, ni figuras capaces de sumar voluntades a la lucha contra el oficialismo.

Hace falta que surja en la oposición (y no importa si es entre la de izquierda, centro o de derecha, una figura capaz de sumar voluntades.

Hace falta una figura capaz de emocionar al electorado y capaz de inspirar actos de rebeldía, desobediencia y heroismo. Hace falta alguien que sea capaz de hacer olvidar las diferencias ideológicas.

En tanto no suceda cosa semejante y debido a que cuenta con el manejo de los resortes que implican los mecanismos de control económico, político y social, será muy complicado terminar con el imperio de la cuarta transformación.

Muy probablemente si los partidos políticos por el proceso de desgaste y descrédito social no son capaces de generar el liderazgo que requiere un movimiento opositor organizado, quizá los mexicanos deban voltear los ojos hacia los organismos intermedios, que probablemente pudieran ser los encargados de gestar una figura semejante.

Lo que es un hecho es que sin una cabeza visible, que genere confianza y certidumbre, los mexicanos seguiremos siendo reos de los disparates decididos por esta pandilla de personajes repulsivos y ridículos que alinean bajo las siglas de MORENA y se arrogan con petulancia ser los artífices de una transformación que no implica avance o progreso alguno, sino por el contrario, retroceso en involución. Esperemos que algo ocurra, antes que sea tarde.

Dios, Patria y Libertad.