Incompetencia autoritaria

Especial

Creo que ya es muy claro el intento de construir un régimen autoritario en México. No es sólo que los críticos lo señalemos, sino también que los seguidores lo reconocen y lo festejan.

Aprovechando huecos legales, lograron ampliar la representación que dio el pueblo en las elecciones, de 44% a 62%, que después incrementaron con alianzas y subordinaciones, hasta tener más de dos tercios de la Cámara de Diputados.

Con base en ese control casi absoluto, han despojado a estados y municipios de recursos, especialmente rumbo a 2020. Por si fuese poco, se impidió a alcaldes el ingreso a Palacio Nacional, incluso con gas pimienta, cuando intentaron quejarse con el dueño de los diputados.

Se han promulgado leyes que fortalecen al gobierno y debilitan al ciudadano: extinción de dominio, prisión preventiva oficiosa, leyes fiscales. Por si fuese poco, con la complicidad de algunos senadores de oposición, se ha aprobado la revocación de mandato, que rompe por completo la estructura del régimen presidencial.

Se logró la renuncia de Medina Mora como ministro de la Corte (quien muy probablemente jamás debió llegar ahí). Se ha logrado la devoción absoluta del presidente de la misma.

En cuanto a los órganos autónomos, en particular de energía, se expulsó a varios comisionados, que fueron sustituidos por personas leales, aunque sin capacidad evidente.

En materia de administración pública, se contrajo el ingreso real de los funcionarios, para que también sólo leales aceptaran quedarse. Para enfatizar, se ha prohibido que un funcionario pueda conseguir un empleo, por diez años, en un área afín a la que trabajó en el gobierno.

A nivel internacional, el apoyo-complicidad de México con Cuba, Venezuela y Bolivia sólo es comparable a la subordinación mostrada frente a Trump.

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Una pregunta recurrente que me han hecho es si México será Venezuela. Hay razones para responder que no: una economía más compleja, la vecindad con Estados Unidos. Pero todos los párrafos previos gritan que la respuesta es que sí. Hace algún tiempo esta columna decía que dos elementos con que contó Chávez (y antes que él, Fidel en Cuba) fue la ausencia de oposición, incapaz de organizarse, y el control absoluto de las Fuerzas Armadas. No sé cómo evalúe usted estos dos elementos en este momento.

Hay, sin embargo, otros dos factores que debemos considerar. El primero es la edad de López Obrador. Fidel se hizo del poder a los 33 años (tal vez un poco más, ya ve que todo en él es mítico), Chávez a los 45. AMLO cumple 66 pronto. El segundo es la profunda incompetencia que ha mostrado el Presidente, que si bien es comparable con los otros dos sabihondos, en una economía como la nuestra es mucho más evidente y peligrosa.

Ignoro si López Obrador logrará consolidar su poder, dada su incapacidad y la de quienes lo rodean. Ignoro si las Fuerzas Armadas decidirán subordinarse a él, o continuarán siendo institucionales, como ha sido por cien años. Ignoro si la oposición seguirá haciendo cuentas de corto plazo. Ignoro cómo entramos en la estrategia de Estados Unidos, que además tampoco parece tener mucha dirección últimamente.

Hay tantas cosas que ignoramos.