Insatisfacción, el motor de la alternancia

En el Índice de Competencia Electoral, México Evalúa se dio a la tarea de medir el nivel de competencia y de alternancia que existe en los municipios y en los estados que participarán en la elección del cinco de junio.

En entrevista para La Otra Opinión, Jonathan Furszyfer –investigador de México Evalúa–, explicó que el índice pretende reflejar la trayectoria de la competencia electoral a través de los años. Para ello se tomaron en cuenta la alternancia en los municipios, la alternancia en el gobierno estatal, el margen de victoria de los gobernadores en funciones, el porcentaje de votos para el partido ganador y el número de partidos en la contienda. Con estos indicadores se construyó un índice que presenta el aproximado de cómo ha sido la competencia de los partidos para ganar el voto de los ciudadanos.

Según la información del índice, existen casos paradigmáticos como Tamaulipas –donde el PRI tiene una presencia hegemónica a nivel municipal y estatal; además de que gana elecciones con más del 50 por ciento de los votos–; y otros como Oaxaca, donde la competencia suele ser muy reñida y la alternancia se ha hecho presente en casi todos los municipios.

También se identifican entidades como Chihuahua, donde la violencia ha afectado la percepción de la ciudadanía y ha sembrado el miedo a votar. Así como las coaliciones entre partidos que se han convertido en una constante desde el año 2000, al grado de que cada vez son menos las elecciones en donde compiten los partidos en solitario.

Sin embargo, acaso lo más llamativo del ejercicio es que –según Jonathan Furszyfer–, la alternancia –en estados y municipios– se explica como una reacción de los ciudadanos a la falta de respuestas y la insatisfacción frente al desempeño de los gobiernos.

Es decir, que cuando los candidatos prometen lo que no cumplen una vez que llegan al cargo, los ciudadanos suelen castigarlos con el voto y favorecer una segunda –o tercera– opción. Por eso, en los estados donde la alternancia se ha convertido en una constante, se concluye que los partidos no han sabido hacer su trabajo.