¿La 4T le abre la puerta al narco desde la Segob?

Si el plan para pacificar al país es negociar con los líderes del crimen organizado, el gobierno federal corre el riesgo de desatar una confrontación peor que la actual

El pasado martes 20 de agosto, la secretaria de Gobernación (Segob), Olga Sánchez Cordero, mencionó que la administración de Andrés Manuel López Obrador ha mantenido reuniones con “grupos de autodefensas” para intentar pacificar el país.

Horas más tarde, la misma Segob aclaró que dichos encuentros sí han sido con autodefensas y no con integrantes del crimen organizado, cómo se llegó a informar en varios medios de comunicación y redes sociales. 

Pero un día después la controversia continúa, ya que de acuerdo con la periodista Denise Merker, el subsecretario de dicha dependencia, Ricardo Peralta, tuvo en encuentro, el 1 de agosto, en Hidalgo, Tamaulipas, con el grupo de autodefensas “Columna Armada, Pedro J. Mendez“, mismo que ha sido vinculado con el Cártel del Golfo, en donde su líder Octavio León Moncada, “El Tarzán”, tiene una orden de aprehensión por delincuencia organizada.

Sin embargo, las presuntas reuniones entre grupos delictivos y miembros de la “Cuarta Transformación” han sido constantes, pues el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, detalló que Peralta Saucedo, supuestamente, ofreció dinero a delincuentes en dicha entidad. 

“Me duele que a los que ultrajaron y maltrataron a los soldados de México los premien. Viene el subsecretario Peralta a darle dinero a los delincuentes”, expuso Aureoles Conejo. 

Asimismo, el mandatario michoacano cargo en contra de la estrategia de seguridad que está empleando la actual administración, la cual calificó como “errónea”, pues no se debe basar en reuniones entre autoridades federales y séquitos de autodefensa. 

“No hay grupos de autodefensas armados, sino criminales que se hacen llamar autodefensas”, agregó el mandatario perredista.

Si el plan para pacificar al país es negociar con los líderes del crimen organizado, el gobierno federal corre el riesgo de desatar una confrontación peor que la actual, pues estos no deben estár en posición de dialogar, ya que la ley se les tiene que aplicar por los ilícitos que han cometido y llevan a cabo.