¡La CNTE y el pato!

Tienen razón quienes, desde el gobierno federal, defienden que no existen evidencias de que el Poder Ejecutivo haya negociado –mediante presión al Poder Judicial–, la liberación de los líderes de la mafiosa CNTE.

Sin embargo, también es cierto que nadie –del Ejecutivo o Judicial–, ha tenido el cuidado de explicar a los ciudadanos las razones por las que Rubén Núñez y Francisco Villalobos salieron de presión luego del pago de fianzas ridículas, a pesar de que se les había acusado por delitos graves.

Y es que los ciudadanos de a pie –más del 99.9 % de los mexicanos–, ignoran los básicos del derecho y –frente a un juicio como el de los mafiosos líderes de la CNTE–, no queda más recurso que la crítica severa ante la ausencia de información y explicaciones claras, sobre una presunta burla al ciudadano y la compra de la ley.

Pero, además, está claro que en política “lo que parece, es”. Y en el caso de la liberación de Núñez y Villalobos –entre muchos otros jefes de la mafiosa CNTE que han salido de prisión–, la percepción general es que la liberación fue producto de un acuerdo o negociación entre el gobierno federal y la CNTE.

Y frente a la terca realidad de que por décadas la CNTE negoció y dobló a los gobiernos municipales, estatales y al federal –en el terreno del chantaje y la negociación–, los ciudadanos no tienen –no tenemos–, más elementos de juicio que los del reiterado costumbrismo.

¿Por qué habría de ser diferente la negociación de hoy entre la CNTE y Gobernación, si por décadas fue una claudicación del Estado frente a un poder fáctico y mafioso como la CNTE? ¿Será diferente sólo porque lo dicen las partes?

Además, en el caso de la liberación de los líderes de la CNTE, a partir de una supuesta negociación, hasta el refranero popular se coloca del lado de la duda. Dice la sabiduría popular: “si tiene cola de pato, patas de pato y grazna como pato… tenemos derecho a suponer que se trata de un pato”.

Y, en efecto, si por décadas se negoció a espaldas de los ciudadanos, si por décadas se engordó los bolsillos de la mafiosa CNTE, si por décadas se solapó la relación CNTE-Guerrilla y si hoy las negociaciones en torno a la reforma educativa son en secreto, a espaldas de los ciudadanos, ¿qué quiere la autoridad que piensen los ciudadanos?

Y es que –en la inmadura democracia mexicana–, parece que tanto los servidores públicos y los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, olvidan que en una democracia representativa los ciudadanos son –somos–, “los mandantes”, en tanto que los servidores públicos y representantes populares son “los mandatarios”; aquellos en quienes los ciudadanos depositan el mandato. Nada debe y nada puede hacerse a espaldas de los “mandantes”; de los ciudadanos.

Y por eso merece un aplauso la promesa de Miguel Osorio, de transparentar las negociaciones entre Gobernación y la CNTE.

Sólo así los ciudadanos tendrán certeza de que no se negocia la ley.

Al tiempo.