La impostura y los impostores

A millones de electores mexicanos de entre 18 y 25 años de edad –que votarán por primera o segunda vez–, poco o nada dicen las siglas del EZLN o su nombre de pila; Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Y es que, como recuerdan los electores de 30 o más años, el zapatismo chiapaneco fue una de las más brillantes páginas de la impostura revolucionaria mexicana —de finales del siglo XX—, al grado que sus impostores terminaron enarbolando el más penoso fracasos de un supuesto cambio social, por la vía armada.
Y era tal la utopía “trasnochada” de la lucha del EZLN que hoy nada dice —o muy poco—, el zapatismo chiapaneco a millones de jóvenes motejados como millennials, que lo mismo repudian a partidos, que candidatos y elecciones.
Y en medio del “México al revés” —guerrillas trasnochadas que milagrosamente creen en las elecciones y de jóvenes que no creen en nada y menos en guerrillas—, un puño de vivales del zapatismo decidieron que —¡siempre sí!—, las elecciones sirven de algo. Y si no, que le pregunten a Hugo Chávez, a Daniel Ortega y a otros sátrapas del sur del continente.
Y como por arte de magia se produjo la milagrosa conversión que, igual que la aparición de la última guerrilla del siglo XX —el EZLN nació en 1994—, llega algunas décadas tarde.
Y, gracias a ese repentino arrepentimiento y convicción conversa —antaño decían revisionismo o traición ideológica—, algunos vivales del poder –de los que sobran y se meten hasta la médula social–, decidió pactar que el EZLN postulará a una candidata indígena para las elecciones de 2018. ¡Aplauso de la gradería!
El único detalla —pecata minuta—, es que si el EZLN llegó tarde como guerrilla—algo así como medio siglo—, y si el zapatismo y su candidata presidencial llegan tarde a la democracia electoral —casi tres décadas—, resultas que nunca alcanzarán el reloj de la historia. ¿Lo habrán pensado?
Por eso las preguntas.
¿Quién, con dos dedos de frente –además de las comunidades pastoreadas por el EZLN–, tomará en serio a una candidata presidencial zapatista? ¿A quien le interesa? ¿Por qué hasta ahora? ¿Cuál fue el proceso milagroso de conversión de guerrilla chabacana y trasnochada, a la convicción democrática de que lo mejor son las elecciones? ¿Reconocerán un error de casi tres décadas? ¿Y que van a decir los aplaudidores de la guerra zapatista?
¿Conocen los jóvenes de entre 18 y 25 años las razones y las motivaciones de aquellos que inventaron la impostura revolucionaria del EZLN? ¿Saben cuales eran sus demandas y reivindicaciones? ¿Saben cuántas se cumplieron? ¿Sabían que el EZLN declaró la guerra al Ejército Mexicano y apostó por destruir las instituciones del Estado?
¿Saben los millennials que la revolución zapatista fue una revuelta que enfrentó a indígenas chiapanecos contra militares, en una ridícula guerra de rifles de madera contra armas reales?
¿Saben los primo-votantes que el EZLN y su lucha terminaron en ridícula feria de vanidades entre sus “comandantes” y el llamado “Subcomandante Marcos”? ¿Sabían que buena parte de la izquierda mexicana –intelectuales orgánicos y sus medios oficiosos–, llegaron a niveles grotescos de fanatismo ciego que los llevó a creer que era viable una revuelta guerrillera en el México de finales del siglo XX?
¿Sabían que algunos de los más feroces activistas a favor de la destrucción de la democracia mexicana –como Epigmenio Ibarra y no pocos de su claque–, eran “cardenales” del EZLN que prendían veladoras e incienso a favor de la lucha armada y por la destrucción de la democracia?
¿Sabían que en los territorios sometidos por el EZLN, en Chiapas, se vive un régimen de excepción, de terror, emparentado con una dictadura en la que –por ejemplo–, no hay educación gratuita?
Pero resulta curioso que el más derechista de los presidenciables “de izquierda”, el señor AMLO, aplaudió la conversión del EZLN a la democracia electoral.
Sólo falta que, en los hechos, el EZLN termine aliado con AMLO. Sería el triunfo de la impostura.
Al tiempo