Uno de los principales motivos por los que treinta millones de mexicanos votaron por el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador recae en la inseguridad y corrupción que caracteriza a los gobierno anteriores, sin embargo, con la llegada del tabasqueño ni se ha resuelto nada y, al contrario, hay más problemas.
No conforme con tener el inicio de sexenio más violento en la historia de México, el tabasqueño puede “presumir” que también bajó la inversión nacional y extranjera, que El panorama para el abogado cada día empeoray que los índices de desempleo se encuentran en sus más altos niveles desde hace seis años.
Si bien gobernantes anteriores tampoco pudieron controlar al crimen organizado, ni cumplir con todas las promesas de campaña realizadas, la realidad es que Andrés Manuel tampoco lo ha hecho.
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No hay que olvidar que el propio Obrador prometió que, casi por magia, México sería una clase de utopía democrática: que la corrupción desaparecería, que se crearían miles de empleos, que sería un país seguro, que se tendría un servicio de salud igual o mejor que el de Suiza y que todo sería casi perfecto desde el 1ro de diciembre de 2018, cosa que evidentemente no cumplió.
La voluntad que tiene el presidente no ha resultado suficiente para que “los malos” decidan retirarse e inclinar su vida hacia el lado honesto, mucho menos diciéndoles “fuchi, guácala”.
