La Sucesión en el PRI, la Intransigencia y el Autoritarismo

A Victor Manuel Cervera Pacheco, tío por cierto de Ivonne Ortega Pacheco, actual aspirante a la presidencia nacional del PRI, lo ayudó en su momento, en lo económico y en lo político, Carlos Sansores Pérez, mejor conocido como el negro y quien fuera gobernador de Campeche.

Ello motivó que Carlos Loret de Mola y Mediz, abuelo del conductor de televisión y entonces gobernador del estado de Yucatán, motejara al dzemuleño como anti yucateco.

Loret de Mola y Mediz, guiado por su odio y envidia enfermizos hacia la figura de Víctor Cervera y su condición de líder de masas, no dejó nunca de atacarlo y de catalogarlo como enemigo de su tierra natal.

Y por supuesto, nada de ello más falso, pues si hubo una figura política que amó de manera entrañable Yucatán, sus tradiciones y cultura y su gente, ese fue Victor Cervera Pacheco y su obra lo demuestra, pues fue un hombre que se anticipó a su tiempo.

Dicen los aficionados al séptimo arte que segundas partes nunca fueron buenas y en lo político eso se cumple a cabalidad en la figura de Ivonne Ortega Pacheco, ansiosa de imitar a su preclaro antecesor y de ocupar su nicho en el ámbito político estatal y nacional.

Solo que… hay un problema: Cervera era único y apareciendo él, se rompió el molde. Difícilmente en los años inmediatos o venideros, veamos surgir en el ámbito político local o nacional, una figura con arraigo popular semejante.

Ivonne ansiosa y fallidamente trató de imitar el estilo voluntarioso y personalista de su tío, que en todo se involucraba y hacía sentir el peso definitivo de su opinión.

Cervera no fue un erudito, pero fue dueño de una inmensa inteligencia natural, además de tener otra virtud: se sabía rodear de especialistas y les hacía caso. Amén de ello, aprendía rápido y no era extraño que terminase enmendado la plana a sus mentores.

Ivonne Ortega no hizo un buen gobierno. Muchos lo adjudican a que llegó muy joven e inexperta a la gubernatura y sin equipo político propio y sobre todo, poseedor de experiencia. Como consecuencia, cometió todos los errores que eran de esperarse en un gobernante bisoño e inmaduro y algunos otros más.

Los medios de información la catalogaron de irresponsable y populista. Le criticaron todo y le hicieron todo género de acusaciones, si bien nunca pudieron probarle nada.

Y no es que neguemos a Ivonne Ortega sus más que evidentes virtudes: su arrojo, su carisma y su sensibilidad, sino que consideramos que su afán por equipararse a su legendario pariente, le ha hecho mucho daño.

Porque Ivonne nunca se rodeó de especialistas y si acaso lo hizo, nunca los escuchó y eso es patente en las críticas que sus correligionarios y opositores le formulan.

Ivonne decidió en su gobierno repetir la fórmula de su pariente de conmigo o contra mí y no le fue muy bien. Empero, algunos consideramos que con el transcurrir de los años, la madurez y la consecuente adquisición de tablas políticas, esto se subsanaría.

Pero no fue así. Tan pronto comenzó el proceso interno del tricolor, las hordas ivonistas, se apresuraron a motejar y denostar como traidores y antiyucatecos, a aquellos que no compartieran su punto de vista en cuanto a preferir candidato.

Lo anterior, negando la inalienable libertad y derecho para elegir y hasta para equivocarse de buena fe, que toda persona tiene.

La postura del grupo ivonista del conmigo o contra mí, que no alcanza a entender que no existe traición cuando se apoya una alternativa contraria, dentro del mismo instituto político, es adversa a toda lógica y buen sentido.

El carácter irreductible, intransigente, beligerante y agresivo de sus seguidores, es a no dudar, reflejo de las actitudes de su líder. Siempre ocurre así: los subordinados imitan la conducta, actitudes, el modo de hablar y caminar de su líder. Pero tratándose de Ivonne, poco le ayuda.

Insisto en lo que dije con ocasión del debate: Ivonne Ortega va a perder las elecciones, porque ofendiendo, amenazando y agrediendo per se o por interpósita persona, no abona a la unidad, sino a la división y los mexicanos estamos hartos ya de un presidente de la república, que hace de la fractura social su estrategia de gobierno y en similar orden de ideas, no queremos candidatos que hagan de la rijosidad su estrategia de campaña.

Alejandro Moreno va a ganar la elección del PRI porque cuenta con mejor discurso, porque propugna la unidad entre la militancia y porque cuenta con el apoyo de las figuras y estructuras del partido.

No es casual que los legisladores federales de Yucatán por si o por interpósita persona, manifiesten su simpatía al gobernador con licencia de la vecina entidad.

Hacer públicas estas ideas, me costó una catarata de injurias y agravios de parte de su coordinador de campaña en Yucatán. No podía esperarse otra cosa poniendo al frente de tan delicado quehacer político, a quien no cuenta con los estudios, formación, sensibilidad y roce social necesarios para ello.

Hago por tanto, responsables de lo que pudiera suceder conmigo, mi familia, propiedades, bienes materiales o semovientes, a Ivonne Aracelly Ortega Pacheco, candidata a la presidencia del PRI nacional y a Jorge Canul Rubio, su coordinador de campaña en Yucatán, por no ser capaces de entender que la libertad de pensamiento y opinión no pueden limitarse y querer amedrentarme a través de una sedicente y continua campaña de insultos y descalificaciones de parte de sus partidarios más radicales y fanáticos.

Si algo puede llevar al PRI a recuperar el poder, es hacerse eco de los grandes anhelos de las mayorías y ponerse de lado del pueblo, para defender sus más caros anhelos.

Hago votos para que los priistas y sus dirigentes, sean capaces de entenderlo.

Dios, Patria y Libertad