Las absurdas hipótesis sobre la desaparición de los 43 de Ayotzinapa

 

Francisco Hinojosa escribió hace algunos años uno de sus mejores cuentos, en el que hace un homenaje a la novela policiaca: “Informe Negro”.

En la narración, el señor Sanabria agota el Código Civil y la Constitución y al no encontrar ninguna ley que le prohiba autonombrarse detective privado, se define como tal.

De este modo el hombre imprime un ciento de tarjetas de presentación que él mismo diseña y para entrar en el círculo “detectivesco” emprende una supuesta investigación y utiliza como “sospechosa” a su madre, a quien presenta por medio de una fotografía como “una mujer muy peligrosa”.

A lo largo de la narración el caso falso de Sanabria lo lleva por un enredado camino que resulta no ser tan falso, por lo que al final termina dando en el clavo y sin querer descubre un gran caso que cambiará el resto de su vida.

El final no lo revelaremos en esta ocasión por cortesía a los que no han leído el cuento; sin embargo vale agregar que es uno de los mejores finales que se han escrito por lo sorpresivo que es.

Resulta curioso cómo Sanabria, con la única experiencia que obtuvo en su antiguo trabajo en una fábrica de clips, logra desenmarañar uno de los casos más complicados para las autoridades. Sin embargo, cada acierto que tiene es gracias a un golpe de suerte… Pues de otro modo, su investigación hubiera resultado torpe como él mismo.

En la vida real no suele pasar lo mismo, pues hay quienes se empeñan en crear una verdad sólo por capricho, o por pasatiempo como en el cuento, pero en lugar de dar en el clavo sólo hacen el ridículo.

Tal es el caso de José Torero, un peruano que apenas reveló el descubrimiento de un experimento centrado en el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

De acuerdo con la información, Torero ordenó quemar los cadáveres de cerdos para comprobar que los estudiantes desaparecidos no fueron calcinados en el basurero de Cocula, como indicaron las pesquisas de las autoridades mexicanas.

La hipótesis del supuesto “investigador” arroja que como un animal de 70 kilos no se consumió del todo aún con 630 kilos de madera ardiendo, un cuerpo humano no pudo hacerlo tampoco.

Es cierto que el tejido de los cerdos es muy similar al de los seres humanos, pero también es verdad que un experimento así no puede arrojar demasiadas certezas, pues Torero habla no con profesionalidad, sino con despecho.

En el cuento de Francisco Hinojosa, Informe Negro, el detective falso resuelve un caso por pura buena suerte, pero sus métodos son completamente absurdos.

En la vida real, José Torero no resolvió el caso de los 43 normalistas, pues como en la

ficción, sus experimentos carecen de bases científicas reales.

 

Bibliografía

Francisco Hinojosa, La verdadera historia de Nelson Ives, “Informe Negro”.