Las desapariciones de mujeres y niñas, un problema mundial

En 1995 Francisco José Amparán publicó su novela Otras Caras del Paraíso, donde el punto de partida es la desaparición de una prostituta en el norte de México.

A raíz de tal acontecimiento, el ingeniero investigador y detective, Francisco Reyes Ibáñez, tendrá que localizarla y desentrañar el misterio de otras desapariciones.

El feminicidio, el narcotráfico, la desigualdad y la corrupción son los temas centrales de la novela que fue reeditada en 2013.

Hacia el final de la narración, el lector descubrirá quién es el culpable y qué fue de la prostituta, la cual –hay que decirlo– no tuvo un desenlace afortunado.

Resulta curioso el tratamiento al tema de las desapariciones que hace Amparán en su novela, precisamente años antes de que las muertas de Juárez fueran referente en la historia de México.

Por desgracia, las desapariciones no son sólo un tema nacional… Ocurren en todo el mundo y todas son igual de preocupantes.

Por ejemplo, está el caso de las 200 niñas de Chibok, secuestradas  desde 2014 por el grupo extremista Boko Haram, el cual publicó un vídeo hace unos días en donde revela el destino de algunas menores.

De acuerdo con el material, muchas ya murieron a causa de los bombardeos del gobierno, mientras que cerca de 40 fueron casadas “conforme a la voluntad de Alá”.

El miembro de Boko Haram que aparece en la grabación exhorta a los padres de las niñas a presionar al gobierno de Nigeria para que libere a los presos de su agrupación a cambio de la liberación de sus hijas.

En la novela de José Amparán la desaparición de una mujer revela la forma en la que opera un pequeño grupo de productores de cine snuff, los cuales usan a las féminas desprotegidas como material para sus películas.

En la vida real la situación es más desalentadora, porque todo el mundo sabe de la desaparición de las 200 niñas, pero nadie poco se ha hecho en contra del grupo extremista que las usa para sus propios fines, que aunque suponemos, distan mucho de la producción de cine snuff, no dejan de ser perversos… ¿O no?