Las Fuerzas Armadas, el tesoro nacional

Recientemente leí la carta de un miembro del ejército mexicano dirigida al Presidente Electo, Andrés Manuel López Obrador. Llamaron mi atención específicamente los párrafos en donde expone lo siguiente:

“Equivocadamente, usted piensa que un soldado ejerce su profesión únicamente en la guerra, es decir, en la lucha armada entre naciones. No, un militar aplica sus conocimientos y los ejerce aun sin que el país esté en un conflicto armado, y no profundizaré sobre este tema porque me llevaría horas hablar sobre teoría del Estado, soberanía, geopolítica, diplomacia, historia, estrategia, geoestrategia, defensa nacional, política de defensa, política militar, estrategia militar, logística, táctica, orgánica, economía de guerra, economía de paz, movilización, seguridad internacional, seguridad hemisférica, seguridad regional, seguridad nacional, poder nacional, sociología de la guerra, derecho de la guerra y otras tantas disciplinas que requiere conocer un profesional de las armas”.

“Usted pretende convertir al Ejército en guardia civil, eso sería un gravísimo error. Ningún gobernante que quiere pasar a la historia como un estadista se deshace de su Ejército. Por el contrario, lo emplea como el más fuerte instrumento a su disposición para proteger al Estado. Así ha sido siempre. Convertir a un militar en un policía es como querer convertir a un ingeniero en un médico; a un biólogo en un arquitecto; a un matemático en un sociólogo o a un electricista en un carpintero, en todo caso, en el intento de ejercer su nueva actividad, fracasará. Los militares no debemos y no queremos ser convertidos en policías. No cometa un error elemental de política, deshacerse del Ejército es poner en riesgo la propia existencia del Estado mexicano”.

Me alarma que en pleno 2018 y con un contexto internacional tan adverso, un militar que ha ejercido la profesión durante décadas (como lo expone en la misiva), tenga que enviar este texto al próximo Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. Ojo; no es de alarmar que tenga que explicar de fondo y forma su ámbito, seguramente todos los secretarios en su momento, tendrán que apoyar a Andrés Manuel desde una visión técnica.

Entiendo, que el simple hecho de ser Presidente, no te hace de la noche a la mañana un genio en todos ámbitos. Pero, lo preocupante es que:

  1. Demuestra no tener idea de los riesgos y amenazas a los que se enfrentaría nuestro país en caso de romper la esencia de las Fuerzas Armadas. Sobra decir que uno de nuestros mayores factores adversos es la posición geoestratégica.
  2. No reconozca el valor de las Fuerzas Armadas desde una visión integral. Basta recordar que el Ejército, Marina y Fuerza Aérea son las instituciones que mayor confianza generan en los mexicanos.
  3. Pretenda organizar una recluta masiva (50 mil efectivos) durante el próximo sexenio, sin conocer los protocolos y estatutos que tanto la SEMAR como la SEDENA establecen con la finalidad de integrar a sus filas a los mejores elementos.
  4. Permita que el golpeteo político involucre a las Fuerzas Armadas. Me refiero al constante ir y venir de algunos personajes de la política nacional de izquierda que únicamente se ocupan de castigar mediáticamente (sin fundamentos) a la Marina y al Ejército.
  5. Con tan sólo dos meses por delante, no ha dado señales de haber cerrado filas con (coincido con la carta) “el más fuerte instrumento a su disposición para proteger al Estado”, lo que genera incertidumbre al interior y exterior de nuestro país.

El próximo presidente constitucional debe tener claro que, en México, hablar de las Fuerzas Armadas, es hablar de las tres instituciones más confiables de nuestro país, me atrevo a decir que son las únicas instituciones que, sin importar el partido político, corriente ideológica o doctrina del gobierno en turno, siempre están dispuestas a dar todo de sí, con tal de mantener un ambiente de armonía y estabilidad nacional, incluso aunque esto conlleve sacrificar la propia vida.

Cada uno de los miembros de nuestras tres Fuerzas Armadas (desde los altos mandos, hasta el personal de tropa) día a día nos dan una muestra fehaciente de patriotismo y lealtad, convirtiéndose en un ejemplo para todos los mexicanos. Sin duda, nuestras Fuerzas Armadas son el tesoro más valioso que tenemos. Descalificarlas o pretender modificarlas, no sólo sería un grave error político, además representaría una amenaza a la seguridad nacional.

Este texto me hizo recordar la frase del actual presidente, Enrique Peña Nieto: “Un presidente no se levanta pensando cómo joder a México” y sinceramente no creo que Andrés Manuel sea el primero, por tal motivo, considero que aún está a tiempo (poco, muy poco) de redirigir el destino de la estrategia de seguridad y defensa nacional.

Los dejo con una reflexión de J.R.R. Tolkien:

“Guerra ha de haber mientras tengamos que defendernos de la maldad de un poder destructor que nos devoraría a todos; pero yo no amo la espada porque tiene filo, ni la flecha porque vuela, ni al guerrero porque ha ganado la gloria. Amo lo que ellos defienden.”

Nos vemos el próximo martes, mientras tanto no olviden que la realidad es multidimensional.

Luis Horacio Arévalo Martínez, Maestro en Seguridad Nacional por el Centro de Estudios Superiores Navales de la Secretaría de Marina – Armada de México.

Twitter: @horacioamtz