Lord Tec, el beneficio de la duda

Hace días, las redes sociales se escandalizaron con el caso de #LordTec; un joven que, supuestamente, se estacionó en un espacio reservado para discapacitados y ante los reclamos de una mujer, habría “charoleado” con una credencial del Tec de Monterrey para luego negarse a respetar la norma.
Evidentemente, los usuarios de redes se deshicieron en insultos contra el joven que, supuestamente, violó la norma y se enfrentó a la mujer que le pidió modificar su conducta.
Sin embargo, hace horas, el propio #LordTec –de nombre Javier Alejandro Vázquez–, difundió una grabación con su parte de la historia.
De acuerdo con el estudiante, él habría viajado en compañía de su abuela, de una tía –que recientemente habría dado a luz– y de un bebé.
Javier asegura que regresó al auto para llevar la pañalera del bebé. Fue entonces cuando –según Javier Alejandro–, la mujer lo habría increpado de forma grosera y le habría exigido que mostrara una identificación para reportarlo con las autoridades correspondientes.
A todas luces, estamos frente a dos historias que, por separado, se antojan sólidas aunque, al contratarse, dejan ver que alguien está faltando a la verdad.
Sobra decir que aquí no tenemos interés en alimentar la hoguera mediática y tampoco en adelantar juicios. Sin embargo, vale la pena aprovechar el hecho para insistir en una idea que ya hemos presentado: los individuos nos hemos vuelto esquizofrénicos de las redes.
Con alguna frecuencia, los juicios a priori que abundan en redes sociales llevan al cadalso de los acusados a individuos impresentables; pero también ocurre que las jaurías de idiotas suelen acusar, juzgar y sentenciar a individuos que ni la deben ni la temen.
Las injusticias se han convertido en el pan de todos los días en las redes sociales. Acaso por eso, hoy se ofrecen explicaciones que –en cualquier otro contexto–, sobrarían y nadie estaría dispuesto a dar. Acaso por eso, hoy se adelantan juicios sin tener el menor asomo de certeza. Acaso por eso, hoy las redes se han convertido en el escenario ideal para las las guerras de lodo.
Y es que, en redes hasta lo más ilógico puede tener lógica; en redes, las mentiras reciben trato de verdades y en redes, las reputaciones se construyen y destruyen sin el menor esfuerzo.
Por eso, casos como el del llamado #LordTec nos recuerdan que la injusticia es la divisa de las redes sociales y, para sorpresa de nadie, podría ser que a Javier Alejandro –como a muchos otros– se le de trato de criminal cuando, simplemente, fue objeto de las ocurrencias y la sevicia de las redes.
¿Usted a quién le cree?