¡LOS ENEMIGOS REALES DEL PRESIDENTE!

El pasado lunes, a primera hora, arrancó el infaltable escándalo semanal en el gobierno de López Obrador.

Desde la Secretaría de Hacienda salió la versión de que el gobierno federal analiza recobrar el impuesto a la tenencia vehicular, a nivel nacional.

La escandalera llevó a tendencia lo que parecía otra presunta mentira del nuevo presidente quien, en campaña y como mandatario, prometió, en todos los tonos, que no habría ningún incremento impositivo o nuevas cargas fiscales.

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Frente al escándalo, la mañana del martes el propio Obrador salió al quite y desmintió la versión, propalada por el único que en Hacienda sabe del tema, el subsecretario Arturo Herrera. a quien el presidente desmintió ya en dos ocasiones.

Lo curioso es que AMLO culpó de la falsa versión “a sus adversarios políticos”, quienes habrían sembrado la “Fake News” supuestamente para desacreditarlo. El problema, sin embargo, es que otra vez el presidente incurrió en una falsedad. ¿Por qué?

Porque cualquier ciudadano, con dos dedos de frente, sabe que los enemigos y adversarios reales del presidente no están entre los opositores y menos entre sus críticos. ¿Y dónde están?

Por absurdo que resulte y ridículo que parezca, los enemigos verdaderos de Obrador son el mismo presidente –sus filias, fobias y su notoria ignorancia–; además, de no pocos de los supuestos o reales amigos, aliados y, sobre todo, quienes ocupan algún cargo en su gabinete, su partido y sus leales.

Y es que, a querer o no, el presidente no sólo vive con el enemigo en casa sino que él mismo es su propio enemigo. ¿Lo duda?

En el primero y acaso, el más letal de los enemigos del presidente es su propia propensión a la mentira. Nadie duda que Obrador falta a la verdad todos los días; lo nuevo es que ahora la preocupación no son las mentiras sino el tamaño de esas mentiras. Por eso, no pocos han modificado el viejo refrán para dejarlo como sigue: “el peje por su boca muere”.

El segundo enemigo de AMLO está en la ignorancia presidencial. Sobre ese tema resulta penoso, que nadie tenga el valor de decirle a Obrador que pare de exhibir que nada sabe sobre la mayoría de los temas de los que habla.

Por ejemplo, hace horas pidió ayuda para “garantizar el derecho a la salud” de todos los mexicanos. No entiende y nadie le ayuda a entender que el Estado sólo puede garantizar el acceso a los servicios de salud. También hace horas dijo que el precio de la gasolina debe bajar por decreto, lo que confirma que nada entiende sobre las leyes del mercado.

Y en sus diarios pleitos con los medios y sus críticos, Obrador deja ver ignorancia total sobre su papel como mandatario, jefe de Estado y gobierno.

En política, el principal enemigo del presidente es su partido, Morena y la dirigente del mismo, Yeidckol. Morena, como saben, es bote de basura de la clase política; receptáculo de la escoria política; en donde lo mismo conviven violadores de menores que ladrones de cuello blanco y cuello negro; mafiosos, secuestradores y hasta integrantes del crimen organizado.

Morena es una fuente constante de descrédito, a lo que debemos agregar las peleas sucesorias en el gabinete, otro flanco del descrédito presidencial.

Y los ejemplos sobran; cada día que abre la boca Manuel Bartlett, tira el sistema eléctrico del país; cada día que habla Jiménez Espriú, exhibe más mentiras en torno al NAIM, a Santa Lucía y al Tren Maya, y cada que Hacienda formula un pronóstico, tira el peso.

La sucesión presidencial ya está en marcha y entre los aspirantes están Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, los tres metidos en la guerra más descarnada; guerra que pasa por Puebla y que le podría costar al presidente y a su partido la derrota en dicha entidad.

No, los enemigos del presidente no son “molinos de viento”; son reales y están en el presidente mismo, en su partido y su gabinete.

Al tiempo.