Hace días, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, advirtió que si el domingo –en la elección de la Asamblea Nacional de Venezuela–, gana la oposición, el pueblo deberá prepararse “para un país en caos, de violencia. Si eso sucediera, compañeros militares, me verán en la calle con ustedes. Jamás voy a recular, no voy a entregar la revolución”.
Sin embargo, diversos sectores del Ejército venezolano se opusieron al llamado de su presidente. Algunos incluso dijeron que evitarían a toda costa que el próximo domingo ocurra un fraude electoral en Venezuela.
¿Qué significa esto? ¿será que el Ejército da la espalda a Nicolás Maduro? ¿quién tiene, en realidad, el control de las fuerzas armadas?
Dicen los informados que, en los hechos, el hombre del poder en Venezuela se llama Diosdado Cabello. Según se ha dicho, el actual presidente de la Asamblea Nacional es quien mueve los hilos en aquel país. ¿Quiere pruebas? Van dos:
El hermano de Diosdado Cabello, el señor José David Cabello, ocupa cuatro cargos de la mayor responsabilidad. José David Cabello es –al mismo tiempo–, ministro de Industria, director del Centro Nacional de Comercio Exterior, ministro de Comercio y superintendente del Sistema de Liquidación y Autoliquidación de Tasas Aduaneras.
En pocas palabras, este hombre tiene el control absoluto de las finanzas venezolanas.
La segunda prueba la encontramos en el señor Manuel Fernández Meléndez. Él es el dueño de la compañía telefónica más grande de Venezuela, fue viceministro de Telecomunicaciones y actualmente es ministro de Ciencia y Tecnología; así como ministro de Educación Superior.
De este modo, tres personas controlan al poder legislativo, al Ejército, las finanzas y las telecomunicaciones de Venezuela.
Por eso la pregunta, ¿quién gobierna realmente en aquel país?
Luego de la inconformidad de un sector del Ejército, no sobra preguntar, ¿será que Maduro ya no es útil para la “nomenclatura venezolana”? ¿será que los hermanos Cabello ya no tienen un uso para este patiño? ¿qué pasaría si Maduro rompe con los Cabello? Evidentemente, la cuerda se rompería del lado más flaco. ¿Y qué lado es ése? En efecto, el de Nicolás Maduro.
