Muertos de allá y muertos de acá; fracaso ante el terror y el crimen

Hoy son los más de 120 muertos civiles de París, Francia –y más de 200 heridos, muchos de ellos de gravedad extrema–, resultado de una masacre que reivindicó el criminal Estado Islámico.

Pero antes han sido el 11-S de Nueva York, el 11-M de Madrid, el 7 de julio de 2005 en Londres, el mismo 7 de Enero de 204 cuando el mundo entero se sacudió con el ataque a Charlie Hebdo –también en París–, sin olvidar una larga lista de atentados terroristas que durante décadas han costado la vida a miles en todo el mundo, en atentados en tierra o ataques a aeronaves derribadas.

Sin embargo, lo cierto es que en todos o casi todos los casos –y más allá del número de víctimas e inevitables daños materiales–, han fracaso todos los intentos por combatir, contener y/o derrotar al terrorismo, al fanatismo religioso, el odio y –sobre todo–, el uso de civiles como blanco de venganzas religiosas, ideológicas o geopolíticas.

Y al tiempo que fracasan intentos por derribar a regímenes como el del sátrapa Bashar al-Assad –con lo que está fuera de control la crisis de refugiados en toda Europa–, cada vez es más claro el fracaso de los mecanismos globales de negociación, diálogo y paz –como la ONU–, y que no existe sistema de inteligencia capaz de detectar, contener y evitar los ataques terroristas y la muerte de civiles. Parece que desde hace años el único recurso es la declaración de solidaridad internacional y los buenos deseos.

En Francia, por ejemplo, resulta cuestionable que la seguridad del Estado francés no haya sido capaz de imaginar, indagar e impedir el ataque del llamado ”Viernes Negro”; que no haya previsto un atasque como el ocurrido, que contó con una preparación en la que habrían participado por lo menos una decena de personas.

Es claro que los métodos convencionales y diplomáticos para combatir el terrorismo –y para impedir los muertos de allá–, han fracasado, igual que en México ha fracasado el combate al crimen organizado.

Y es que al referirnos a “los muertos de acá”, no son menos escalofriantes casos como el secuestro y asesinato de los 43 de Iguala –a pesar de que oficialmente no han sido declarados muertos–; el crimen espantoso de San Fernando –en donde casi 80 personas fueron masacradas–, y matanzas como en Salvárcar, el bombazo en la plaza de Morelia y muchos otros.

Y si en Europa el terrorismo islámico y el fanatismo religioso son y seguirán siendo una amenaza de terrorismo, en México las bandas criminales son su equivalente; una permanente amenaza de muerte.

Lo curioso es que mientras los ataques terroristas en Europa convocan la solidaridad del mundo, en México los ataques del crimen organizado contra la población indefensa son utilizados por “una legión de idiotas” para debilitar al Estado mexicano.

A lo largo del gobierno de Calderón, la misma “legión de idiotas” que hoy saca renta política de la tragedia de iguala, montó todo un teatro para desprestigiar a Calderón con los 20, 30 o cien mil muertos dizque acreditables a su gestión.

Pero si tienen dudas de que esa “legión de idiotas” goza de cabal salud, basta recordar la forma en que malquerientes del gobierno y demoledores de las instituciones –que se esconden en las filas de las llamadas izquierdas–, han pretendido culpar al gobierno y a las instituciones del Estado del crimen de Iguala.

Pero aún, esas mismas “legiones de idiotas” –que tienen en las redes sociales su principal difusión–, también aparecieron la tarde del viernes en México –una vez que se conoció el tamaño de los atentados en París–, para exaltar el crimen de civiles inocentes, para justificar la acción criminal de los terroristas y para cuestionar las acciones defensivas del gobierno francés.

Algo urgente tienen que hacer los gobiernos que son blanco del terrorismo y el gobierno mexicano, blanco del crimen organizado, ya que han fracasado las estrategias empleadas hasta ahora.

Tomado de Letra Roja